martes, octubre 31, 2006

SIEMPRE ALGUIEN SE VA

Nos sorprendió la penumbra sin darnos cuenta. Estábamos tan ensimismados en nuestro mundo, primero de besos y de caricias y luego de recriminaciones y malentendidos, que no alcanzamos a percibir la negrura que nos rodeaba.
No sé cómo ni porqué llegamos a eso. Aún no entiendo porqué te fuiste ni puedo aceptarlo. Estoy tan arreprentido de muchas cosas que hice y dije. He pedido perdón en las formas que yo conozco y aún en las que no conocía. Con el corazón en una mano y la linterna en la otra he buscado el camino que me lleve a ti. He pensado mil veces qué terrible ofensa te causé o cuán grande fue mi error como para que así te hayas ido, o es acaso que en realidad nunca me amaste y bastó lo que haya sido para que cerraras la ventana?...Es que las palabras y anhelos que te regalé fueron nada?... Es que mi tiempo y mi vida, ofrecidos a ti con sinceridad, significan tan poco como para perderse en un arrebato?

Es así el amor?

Si así es, pero tengo tu amor y la promesa de un encuentro, no importa el dolor ni el desvelo. No importa nada.

Eso dije a la penumbra, imaginando que aún estarías ahí, soñando que aún me tendrías entre tus brazos, todavía en mis labios el sabor de aquel sirah que una noche mezclamos con sonetos y rimas. Pero no ha habido respuesta...en aquel rincón ya no hay luz. Quedará para algún día mi bella Chiloé!

El rumor de las olas me ha despertado. Mi ventana, la mía, está abierta de par en par. Mira al mar, como siempre, como me gusta. Están llamándote mi espíritu, mi cuerpo y mi esperanza. La he dejado abierta...por si decides venir, pero, no tardes, porque quizá mañana, ella, mi amiga, la que anuncia su arribo desde hace ya algún tiempo, vendrá al fin por lo que queda de mi.

Y si decidieras no venir, te doy las gracias con todo mi amor y desde lo más profundo de mi ser por los bellos momentos que a tu lado viví, intensos, únicos e irrepetibles. Fueron breves, como un instante de luz enmedio de una larga y sombría jornada. Han sido como esa isla maravillosa en la que prometimos estar; como un diminuto e incomparable oasis en este maremagnum caótico que es el vivir.

Un beso y...adiós.



sábado, octubre 28, 2006

RETORNO

Pieza negra y cerrada...
Un leve roce...,un blando ruido...

Estoy solo,
estoy solo conmigo mismo...

De todo me doy cuenta
y siento escalofríos...

Es el alma que vuelve de su viaje nocturno
al cuerpo que estaba dormido...

lunes, octubre 23, 2006

LÁGRIMA

¡El corazón, el corazón que estalla
en lloro, como el niño cuando ignora
lo que es llorar, y sin embargo llora!...
¡El pobre corazón que llora y calla!...

Lágrima inmotivada que se vierte
en el minuto lánguido del día,
como si goteara de la fría
y pausada clepsidra de la muerte.

Lágrima sin rumor, cuyo profundo
sentido nadie a comprender alcanza,
y que en silencio sideral nos lanza
en el misterio trágico del mundo.

Lágrima mía, mía de tal modo,
que si su enigma penetrar pudiera
en secreto pavor, no lo dijera
¡ni a ti tal vez, a quien lo dije todo!...

sábado, octubre 21, 2006

EL VIAJE DE LA MUERTE

Mientras duerme la nave y mi angustia vigila
fascinada en la noche resonante y secreta,
de otro barco que cruza, la medrosa silueta
sobre el gris horizonte se destaca y perfila.

Ha pasado...lo he visto...Sorprendió la tranquila
majestad de su marcha mi inquietud de poeta,
y tembló ante mis ojos la vislumbre indiscreta
de una luz en el mástil, como insomne pupila.

Al huir de mi vista, como bólido errante
cuya cáuda fosfórea resplandece un instante
sobre el tono acerado de la líquida alfombra,

mi pavor visionario presintió dos destinos,
que en su viaje a la muerte por ignotos caminos
se atisbaron un punto en mitad de la sombra.

viernes, octubre 20, 2006

CREPÚSCULO MARINO

El sol en agonía bañó de rojo el cielo;
al reflejarse el cielo, tiñó de rojo el mar;
y en un lírico rapto de vuelo,
el alma encendida
se puso a cantar.

Un vaho purpúreo llenó el horizonte;
celajes de grana se vieron flotar,
y era color de sangre la silueta del monte,
y un haz de rojas plumas el palmar.

En el cárdeno ocaso, el alma era una nota
blanca sobre los tintes de cálido fulgor:
volaba, y era el vuelo un vuelo de gaviota;
trinaba, y era el trino, trino de ruiseñor.

El rojo del ambiente, con sus varios matices,
fundía en el espíritu su gama de color,
y era la vida un árbol de pujantes raíces
que estallara de súbito en una inmensa flor.

Y se sentía roja la caricia del viento,
y parecía roja la divina canción,
y la vida profunda latía como un lento
y ensangrentado corazón...

miércoles, octubre 18, 2006

EL VELERO ES MÍ0

Como la barca es mía, como navego solo,
frívolamente vago donde el azar me inclina,
lo mismo entre los rudos tifones de la China
que entre las moles álgidas del congelado polo.

Arrojo el ancla a veces, y mi pendón tremolo
albo como el plumaje de algún ave marina;
me halagan las sirenas con su canción divina,
Neptuno me adormece y me acaricia Eolo.

Tú que a lo lejos miras pasar mi carabela
y que de pie en la prora me ves que a toda vela
a cielo y mares lanzo mi loco desafío,

no mi bajel detengas. Tu timidez en vano
iza el pañuelo al viento con temblorosa mano...
Yo gusto de ir a solas y mi velero es mío.

lunes, octubre 16, 2006

EL ESCONDITE

Me acurruqué en el fondo
de mí, como aquel niño
que al escondite juega...
Los otros me llamaban, y me vino
un ansia ingobernable
de perderme en mí mismo,
perderme para siempre...
¡Qué imprecisos
siento los pasos de los que me buscan
y oigo sus gritos!...

martes, octubre 03, 2006

BITÄCORA

Eran las cuatro menos cuarto. Desde la cubierta del Errante al partir podía vislumbrar la larga procesión de luces en el puerto. Una a una, con parsimonia y puesto que la placidez de las aguas y mis heridas me lo permitían, fui recorriéndolas con la mirada despidiéndome de todas y de todo lo que allí había experimentado. Los besos y las caricias, las lágrimas y las mentiras. El amor y el odio. Todavía hacía unas horas tuve que saltar desde el muelle, porque no me dieron tiempo de tomar mi balsa. Querían acuchillarme. Aquella hermosa doncella dijo que yo le había quitado su más preciado tesoro, cuando lo que realmente había hecho fue amarla con toda la sinceridad y pasión de la primera vez. Confieso que hubiera podido sin límite seguir con ella, pero pronunció prematuramente esa frase, ese sacramento imposible para mí...y, después de un beso único, puse fin irrevocablemente a esa que pudo haber dejado de ser una aventura. Cuando recuerdo ésto pongo la mirada en el antepenúltimo de esos albortantes, tan exquisitamente forjados en el bronce refulgente y al hacerlo sé que aún no encuentro explicación a la desbordada y perversa reacción. "Si no vas a ser mío...no serás de nadie", me pareció oír apenas, cuando ya me disponía a abandonar la habitación. Instintivamente me volví, sólo para ver cómo se lanzaba contra mí, daga en ristre. En esos instantes, a pesar de la angustia no puede dejar de admirar de nuevo aquellos labios carnosos, jugosos, ni el cuerpo maravilloso que hacía un momento acababa de temblar junto al mío. Tampoco el destello verde esmeralda que el odio no lograba ensombrecer en sus ojos y, perdido como estaba ante tanta belleza, no reaccioné para detener o desviar el golpe. El dolor me despertó violentamente del embelezo. Me llevé las manos al vientre y quedaron totalmente ensangrentadas. Cuando se disponía a asestar la segunda puñalada detuve en el aire su mano, tierna y delicada. Con mirada suplicante intenté decirle que la amaba, que mi vida la habría dado por ella sin pensarlo. Le arrebaté el filoso agente y, al besar su boca por última vez, giré para saltar por la enredadera hasta el portón. La herida era escandalosa pero no profunda ni grave. Sentía un dolor agudo. Nadamás.
Como pude corrí hacia el muelle y a lo lejos escuché su voz pidiendo auxilio. Al instante tenía casi encima cinco o seis perseguidores que inutilmente quisieron darme alcance. Salté al mar...y luego no supe de mí. Después caí en la cuenta de que Diego y Fernando, mis fieles acompañantes desde el principio, estaban aguardándome en la balsa. Ante la situación, me rescataron y pusieron viaje hacia mi amado barco, el Errante, donde me asistieron y prepararon la salida.
Me despido de El Callao y cierro el capítulo. Lo cierro bien. Para siempre. Ahora pienso en lo que viene. Queremos seguir hacia Cabo de Hornos, como lo hemos intentado ya otras veces sin lograrlo, bien por una tempestusa oleada de vientos o de besos. Hoy estamos más dispuestos y menos enamorados y el tiempo calmo nos favorece. A las siete en punto estamos en la ruta y no la abandonaremos hasta llegar a Punta Arenas. Serán diez días de navegación sin acercarnos a tierra. Extrañabamos esto. Nos hacía falta, tanto como muchas otras cosas y sentimientos, pero hoy sólo queremos mar. Después...ya veremos después.

Acerca de mí

Nací un martes 13 exactamente a las 00.13 y alguien dijo que por eso estaba emparentado con un ángel desalojado del Paraíso. Tal vez...