martes, octubre 23, 2007

ALAS

Alas, todos pedimos alas; pero ninguno
sabe arrojar el lastre en el tiempo oportuno...
A todos nos aqueja un ímpetu de vuelo,
una atracción de espacio, una obsesión de cielo;
tendemos nuestras manos codiciosas de lumbre
a la divina llama de olímpica cumbre;
mas al hacer impulsos de volar, nos aferra
el misterioso lazo que nos ata a la tierra...
Un amor, un recuerdo, un dolor es bastante
para apagar las ansias de la pasión errante...
¡Oh la cruz afrentosa, los afectos humanos!...
¿Cuándo desclavaremos nuestros pies, nuestras manos?
¿Cuándo sacudiremos nuestra pesadumbre infecta?
¿Cuándo revestiremos la desnudez perfecta
de nuestro propio espíritu?; ¿Cuándo daremos con
la ruta que nos marque nuestra liberación?...
¡Y pensar que no es fuerza desandar el camino!...
Que sea cada cosa el escalón divino
que nos preste su apoyo para dar aquel salto
de todo lo que es hondo a todo lo que es alto;
sólo que es necesario esquivar, lo primero,
todo lo que es inestable, lo que es perecedero,
para tomar lo que es eterno, lo que no se consume,
el alma de la piedra y el alma del perfume,
hasta lograr por último, que vaya confundida
con nuestras propias almas el alma de la vida...
¡Alas, todos pedimos alas; pero ninguno
sabe arrojar su lastre en el tiempo oportuno...
¡Oh la cruz afrentosa, los afectos humanos!
¿Cuándo desclavaremos nuestros pies, nuestras manos?...

sábado, octubre 20, 2007

BITÁCORA

Que bien hacen las parrandas, sobre todo cuando no te toca pagar, decía Mauricio al tiempo en que daba un trago a ese ajenjo traído contrabandeado desde Lobrovidkna. Habíamos llegado antier y sin que aún nos quitáramos el polvo del camino ya estábamos zarandeándonos por el ambiente de aquella región de Europa Oriental, antes cerrada y misteriosa y ahora abierta impunemente a los mochileros como nosotros. Y es que este viaje lo pensamos más de un año, o más bien, no nos alcanzaba la "feria" y nos venimos por eso hasta ahora.

Pero saben qué?...Ha sido una odisea venir. Nos embarcamos en Veracruz hace un mes en un carguero japonés en ruta a Tánger. No lo planeamos así. Queríamos llegar a Portugal y seguir luego por tierra hasta acá. Pero sin más plata que la suficiente para la costa oriental mexicana se diría que lo del barco fue una oportunidad, así que no la desaprovechamos.

A bordo enfermamos cuando apenas dejábamos Cuba, donde estuvimos tres días de antología. Imaginen 72 horas de absoluto desmadre. Todo mundo decía: "Cuba será otra después de Fidél", así que me sentía con ganas de encontrarme al Comandante al menos para darle un abrazo porque él y yo cumplimos el mismo día. Digo, en diferente año, pero el mismo día. Si tuviera la suerte de verlo, uffff, no me la acabaría. Mas al momento de poner pie a tierra comprendí que eso no sucedería, así que jalamos pa Habana vieja y...ahhh... Sólo les digo que ni falta nos hizo dormir. Puro desmadre, pero constructivo. Bien constructivo. Mezclamos el ron con el danzón y terminamos casi perdiendo el barco. Otro ocasión volvería, en otro plan.

En Tánger, bucólica y apasionada, teníamos dos opciones: por tierra al sur o al oriente, sin destino y sin rumbo, o por mar, a Duvrovnik. No lo pensamos. La suerte seguía de nuestro lado y abordamos el "Vincennes" gracias a aquella pareja generosa que hizo de nosotros sus "ayudantes" pa hacer cualquier cosa menos trabajar, así que de nuevo a "sacrificarnos" con un crucero privado hasta Atenas, donde nos reabastecimos. Santorini aparecía luego como un cuento de hadas, sobre todo en esas condiciones que me recordaban a Aristóteles y a María, acompañados de un par de buenos mozos a los que todavía se les quería pagar. Me imaginé por un momento la escena donde ella le canta desde el escenario milanés y una ráfaga me volvió a la realidad, bella por cierto, tanto como un sueño. Y fueron 8 días. Al despedirnos, cerré uno de los capítulos más hermosos de mi vida.

La Perla del Adriático ha sido siempre, aún en la guerra de los Balcanes, un lugar fuera de este mundo. Hubiera querido detenerme más, pero teníamos el tiempo contado no porque tuviera que regresar, sino porque lo que nos trajo hasta acá no duraría mucho más. Tomamos el tren y al amanecer llegamos a Bucarest para alcanzar otro sueño. Por cierto que esta ruta no es frecuentada ni turística, así que los pasajes no son costosos y lugares sobraban en un ferrocarril de los años sesentas. Un frío otoñal nos dio la bienvenida y tan rápido como pudimos nos pusimos en marcha rumbo a los Cárpatos, no sin antes acudir a la tumba de Ceaucescu, sólo para ver de cerca lo que quedó de un super megalómano.

El autobús avanzó por valles hermosos de un verdor extraordinario al tiempo en que el frío empezaba a arreciar. Nos adentramos entre desfiladeros hacia aquella tierra de leyendas que para mi no lo eran, ni tampoco para Mauricio...sin saber que luego, sin arrepentimiento, resultaría fantástica. De hecho ya lo era, pero lo que nos esperaba se encontraba cercano a la inmortalidad, no importando si después...muriéramos, pues existen diferentes formas de morir, como las hay de vivir. Se puede morir amando, por ejemplo, pero también vivir sin amor. Igual es posible tener una larga pero tediosa vida, o intensa pero breve.

Estar entre los Cárpatos nos hizo acariciar el tercero y último sueño: la inmortalidad. Sobre todo si ésta resultaba elegante, deliciosa y sensual. Así iniciábamos la verdadera aventura.

martes, octubre 16, 2007

RUEGO

Mi corazón es llama combatida
por malos vientos...Cuida con tu mano
que no la apague el vendaval cercano
ni crezca a punto de incendiar mi vida.

Ven a mi soledad...Soy un enfermo
que se agita en instantes de locura...
Pasa sobre mi fiebre tu ternura
y háblame al alma para ver si duermo.

Guarda tu clara placidez que asombra,
tu paz segura que sin miedo avanza;
y pon en mi tormenta tu esperanza
y el sol de tus pupilas en mi sombra.

domingo, octubre 07, 2007

SOBRE LA PLAYA

Acuéstate en la playa y recoge en la mano
para dejar que escurra después, grano por grano,
la hermosa arena rubia que el sol hace de oro;
luego cierra los ojos, mas antes ve el sonoro
mar que la orilla besa, y el cielo transparente,
y cuando, poco a poco, sientas que dulcemente
no queda peso alguno en tu mano ligera,
abre otra vez los párpados; pero antes considera
que nuestra propia vida toma y devuelve activa
a las eternas playas su arena fugitiva.

Acerca de mí

Nací un martes 13 exactamente a las 00.13 y alguien dijo que por eso estaba emparentado con un ángel desalojado del Paraíso. Tal vez...