Y ahí está, inalcanzable, alta, lejana
la estrella misteriosa y fugaz
que cuando me mira y la miro
radiante se esconde como jugando.
Es que quiere ocultarse, amantísima,
para que sus lágrimas no rueden
hasta mí, intentando así evitar ahogarme
en el llanto eterno de su despedida.
Yo la veo y se esconde, se oculta,
ignoro su dolor pero conoce el mío
y quiere, amantísima, sólo saludarme
en la inmensa bruma de nuestra tristeza.
Belíssimo espaço!
ResponderBorrarAo ler-te Erranteazul, lembrei-me deste pensamento de Anne Lindbergh:
"Paradoxalmente, só no que mexe, cresce, se reforma e muda encontramos a verdadeira segurança"