Sobre mi propio corazón que espera,
llegadas del futuro o del olvido,
voces que fueron, almas que no han sido,
como en viejo portón llaman afuera:
el murmullo sutil de la primera
noche de amor, el canto desvaído
en luz lunar, el ideal seguido
con ansia inútil por la vida entera...
Yo sé de ese llamar; antes de ahora
despertaba la fiebre abrasadora
que hoy, un dolor esconde.
El alma, silenciosa y taciturna,
ha encendido su lámpara nocturna,
ha cerrado su puerta...y no responde.