El mar me habla de ti.
Sencillamente,
cual los mensajes inmortales,
las olas besan mi alma con tu nombre,
dibujan mi deseo en las arenas;
inmensamente sabias desfallecen y vuelven a surgir,
me salvan y me pierden en sus carnes azules,
etérea sombra de las aves,
que dulcemente mueven mi antiguo regocijo.
El mar y tú, parejamente alegres,
desnudos en la tarde: la ternura
del amor hecho brasa.
Y, al cabo, fiel respuesta
de la inmortalidad que el mar conoce
y tú sueñas ganar en la pasión.
Ahogo
mi pena en tu memoria que las aguas me ofrecen,
lejos del artificio de la ciudad, y pósanse
los placeres remotos, la agonía del beso,
sobre árboles y rocas sumergidos
que los mapas jamás recogerán.
El mundo
es sólo el mar, súbitamente reino
para tu amor y mi esperanza.
Solos
el mar y yo, supervivientes
atónitos -y ciertos- de tu hoguera lejana.
te extraño
ResponderBorrar:(
Bello poema, profundo, intenso.
ResponderBorrarUn placer pasear por tus letras.
Te abrazo
MentesSueltas.
Excelente!
ResponderBorrarGracias por la visita, te leeré con frecuencia.
Saludos.
Ahogo
ResponderBorrarmi pena en tu memoria que las aguas me ofrecen..
PRECIOSO...YO HARE LO MISMO QUE TU.
Besos y cariños.
mar
"el mundo es sólo el mar".... me quedó con esa línea....
ResponderBorrarNuestro mar siempre nos habla de aquello que anhelamos, amigo.
ResponderBorrarComo siempre, un placer.
Saludos desde el Mediterráneo.