Cayó el silencio
sobre mi mundo, en el que tù no estabas.
Tambièn la sombra descendió a mi estancia
y tuve miedo de que te perdieras.
Entonces encendí mi lámpara.
Su luz bañó mis manos
y las alcé tan alto, que parecían diez faros
alumbrando el océano,
donde tal vez, náufraga y sola, navegabas.
un beso desde queretaro
ResponderBorrarLas manos, hacia el arriba, al cielo, como un faro para alumbrar náufragos...qué hermosa imagen Errante...gracias!! =)
ResponderBorrarTodos sentimos la necesidad de seguir la luz de un faro en ciertas ocasiones.
ResponderBorrarTe saludo desde el Mediterráneo.
nada más que hacer ante la oscura vastedad del océano...
ResponderBorrarabrazo
en la mas intima oscuridad donde se forman galaxias y caos, lo que alumbra es el infinito interior, la necesidad de alumbrar la oscuridad.
ResponderBorrar:) abrazos! mi querido Errante!
ResponderBorrar«Cada rincón de un minúsculo florecer se hace cotidiano tras la palabra hasta habitar lo des-habitado como infante frente a la hoja en blanco.»
BELMAR