Abdiqué de todo, pero no de tí,
porque al amor no se renuncia.
Simplemente él se va y jamás
retorna.
Mas como extraño designio y
en ocasión insólita para mi,
aquel sentimiento volvió
de nuevo ilusionado.
Tú, perseverante y obsesiva,
no pudiste verlo ni apreciarlo y
con soberbia inmensa, te dispusiste
a abandonarme para siempre.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario