El sol, bajo los mares, cual misteriosa aurora
alumbra el bosque espeso de abisinios corales
que mezcla, bajo tibias honduras de cristales,
la vigorosa fauna con la viviente flora.
Algas, musgos, anémonas, erizos, que colora
el yodo y que se impregnan de marinas sales,
cubren de oscura púrpura en dibujos triunfales
el fondo tapizado de blanca madrepora.
Amortiguando el brillo de su escama esplendente,
un pez enorme el bosque cruza indolentemente,
luciendo remos áureos de llameante gualda,
y de aletazo brusco al golpe repentino,
por el cristal opaco, inmoble y azulino
corre un temblor de oro, de nácar y esmeralda.
Estos últimos escritos... los leo y es transportarse a una pintura de colores esmeraldas, a un viaje donde se puede descansar ligero entre la belleza, de lo desolada que está.
ResponderBorrarcomo siempre un placer
saludos errante
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