¡Siempre dos astros en el cielo
de luz diversa y dirección contraria!
¡De timbres diferentes y de opuestos mandatos,
siempre dos voces claras!
Cada vez que persigo una ruta de fuego,
me solicita aquella a que vuelvo la espalda;
y si corro sumiso tras una voz, se parte,
por seguir a la otra, una mitad del alma...
¡Y qué ir y venir del oído y los ojos,
y qué andar de caminos y deshacer jornadas!
Mi vida es una inmensa incertidumbre
juguete de dos fuerzas y burla de dos ansias...
¡Que enmudezca una voz y se extinga una estrella!...
Mas ¿si ambas enmudecen, y si las dos se apagan?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario