Para Jeni
Sobre la cordillera
pasa el temblor de un ala mensajera...
Dentro del pecho sollozante dura
la materna visión que se depura;
el ansia crece y el amor se inflama,
y en el prócer milagro de la altura
el deseo se enciende voraz como una llama.
Sobre la cordillera
el sol de mis montañas reverbera...
Hay dos picos hermanos
el el azul enhiestos y lejanos,
allá en el valle que dejé prendida
la mitad de mi ser con la partida...
Las andinas vislumbres
me parecen reflejos de aquellas nobles cumbres,
y en la memoria santa
de familiares cimas, el alma vuela y canta.
Sobre la cordillera
hay una resonancia lastimera...
Montañas que supisteis, en las trágicas horas,
como las cumbres mías, de sangrientas auroras;
que juntasteis en un proceloso destino
el giro de los cóndores con el vuelo aquilino:
erguios y mostradme en los claros espejos
de nieve mis volcanes, que han quedado tan lejos.
Cámbiense vuestras frondas en piadoso ventalle
que me brinde perfumes de mis brisas del valle...
O ved hacia mi costa que dora el reverbero
del sol, la de crepúsculos de grana y amatista
en que el maizal greñudo crece a la simple vista
mientras se orea el llanto del último aguacero.
La de los secos cauces cruzados a pie enjuto
y que la lluvia trueca en ríos bullidores
cuya corriente esparce repentinos frescores
donde imperó el bochorno como rey absoluto...
¡Oh mis montes azules que divisan dos mares!
¡Oh mis tardes costeñas y mis viejos palmares!...
Al formidable grito
del corazón responde un silencio infinito;
mas en la cordillera
pasa el temblor de un ala mensajera.
Sobre la cordillera
pasa el temblor de un ala mensajera...
Dentro del pecho sollozante dura
la materna visión que se depura;
el ansia crece y el amor se inflama,
y en el prócer milagro de la altura
el deseo se enciende voraz como una llama.
Sobre la cordillera
el sol de mis montañas reverbera...
Hay dos picos hermanos
el el azul enhiestos y lejanos,
allá en el valle que dejé prendida
la mitad de mi ser con la partida...
Las andinas vislumbres
me parecen reflejos de aquellas nobles cumbres,
y en la memoria santa
de familiares cimas, el alma vuela y canta.
Sobre la cordillera
hay una resonancia lastimera...
Montañas que supisteis, en las trágicas horas,
como las cumbres mías, de sangrientas auroras;
que juntasteis en un proceloso destino
el giro de los cóndores con el vuelo aquilino:
erguios y mostradme en los claros espejos
de nieve mis volcanes, que han quedado tan lejos.
Cámbiense vuestras frondas en piadoso ventalle
que me brinde perfumes de mis brisas del valle...
O ved hacia mi costa que dora el reverbero
del sol, la de crepúsculos de grana y amatista
en que el maizal greñudo crece a la simple vista
mientras se orea el llanto del último aguacero.
La de los secos cauces cruzados a pie enjuto
y que la lluvia trueca en ríos bullidores
cuya corriente esparce repentinos frescores
donde imperó el bochorno como rey absoluto...
¡Oh mis montes azules que divisan dos mares!
¡Oh mis tardes costeñas y mis viejos palmares!...
Al formidable grito
del corazón responde un silencio infinito;
mas en la cordillera
pasa el temblor de un ala mensajera.
4 comentarios:
Errante... bello... amigo...
Es que esta vez no sé que decir, me dejaste con la saliva más líquida que nunca al leer estas palabras tan llenitas de cariños... con tus vuelos por mis tierras, que lejanas te esperan...
La cordillera te recibe inmaculada de la fresca nieve que hoy cae... esa que al llegar la primavera comienza a refrescar los valles, y que ya más tarde recorre las tierras cálidas con colores de fertilidad, esa que te enamora y te atre hasta acá...
El azul de tu alma... tan fresca, que desborda bondad, cariños, calor... la ternura de tus palabras siempre certeras... con sabores tangibles en mi paladar, provocando sonrisas, alegrías, lágrimas... ganando sentimientos grandes, que se hacen eternos como el color de tu andar...
Te quiero mucho Errante... y muy pronto celebraremos el lazo que un día nos juntó, con mis besos de limón... que junto a tu tequila, se hacen melodía...
Miles de cariños...
Hola, pasaba a saludar y dejar mi cariño.
MentesSueltas
Siempre el condor un mensajero de buenas nuevas, yo que los veo pasar diariamente por las cumbres del Cusco siento su fuerza al inflamar sus pechos cargados de amor, y cuando descienden por algo de agua o alimento verlos es toda una gracia de dios. Alas mensajeras las llamas hoy, que maravilloso nombre para decirles a partir de este momento. Ahora cuando mire al cielo sabré que llevan los mensajes del Erranteazul que pacto con ellos llevar estas poesías que maravillan a las cordilleras y se vuelven generosas al dejar que los alados posen en sus cumbres para descansar del viaje.
Maya
Errante:
Si el uno de la población mundial, tuviera un céntimo de tu corazón, este mundo sería ideal.
Gracias al hado, apareciste en mi camino. Me encontré a un humano con cualidades tales que es tan difícil volver a encontrar, que siento que la lotería, ya no me interesa.
Besos para la Jeni, que seguro sintió lo mismo que sentí yo, cuando leí tus bellas palabras.
Nicolás.
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