No importa que esta carta de amor
se desintegre,
que no llegue jamás a tu ribera,
que vivas muchos años
sin saber que una magia inesperada,
me hizo vibrar con tu presencia efímera,
con tu estela de sueño inexistente.
Pero ya no te escribo.
Se disuelven de pronto las palabras
en la luz que me habita.
Eres sólo el pretexto
que dio a mi corazón su fuego antiguo,
y de nuevo en la noche de mi angustia
tiembla como una estrella la poesía.