martes, octubre 26, 2010

LA TRISTEZA

No es el dolor de los amores incumplidos
ni los ideales deshechos.
No es tan siquiera la melancolía
de dejar atras la juventud.
Es algo más tremendo y más grande,
algo que crece dentro de mí,
tal vez en el tuétano de los huesos
y que acaso se llame vida.
Porque vivir es triste:
vivir es una daga que se lleva clavada en la sangre.
Me duele abrir los ojos todas las mañanas
y encararme con todas las cosas que conozco y no entiendo.

Me duele dormirme todas las noches
y no haberme respondido a nada.
¡Porque nada tiene respuesta!
He dado un hijo al mundo
y este hijo me pesa en la conciencia,
porque lo he creado para la muerte y el dolor.
Sus infantiles miembros perecerán un día,
se secará su risa
como las viejas fuentes de la montaña.
¡Un cuerpo tan hermoso, un corazón tan puro!

No puedo sentir conformidad.
Hay en mi corazón un rebelde brote que me aflige.
¡Llámense dichosos ellos!. Yo no.
Cuando hundo el rostro entre las manos,
no lloro por un dolor concreto.
La voz humana no podrá consolarme jamás
porque ignora la palabra justa.
Tal vez Dios la pronunciará algún día. Dirá:
"Levántate".
Y yo ascenderé hasta el límite del hombre,
más allá de sus pasiones sencillas y bárbaras.
Ascenderé hasta el ángel y la estrella,
hasta la celeste sandalia del Creador.
Y sentiré en mi pecho la resurrección
de los antiguos privilegios humanos;
el privilegio de la ternura y de la paz,
de la piedad y de la alegría.
Porque yo sólo he contemplado en torno mío
odios y guerras fatricidas,
hipócritas mendigos que cubren sus harapos
con regios mantos de virtud,
niños hambrientos y descalzos,
prostitutas;
hombres enriquecidos en ilegal comercio,
¡miseria en todas partes!
siglo amargo mi siglo para gozar del mundo,
amar la primavera,
vestir los blancos ropajes de la felicidad.
¡Un luto eterno bajo la piel!
Un luto eterno
para los que murieron torturados
en las guerras,
para los que perdieron sus hijos y su hogar,
para los desterrados y los tristes
que todavía no han hallado el camino del regreso.

miércoles, octubre 13, 2010

MI TRISTEZA

Nada turba mi ser, pero estoy triste.
Algo lento de sombra me golpea,
aunque casi detrás de esta agonía,
he tenido en mi mano las estrellas.

Debe ser la caricia de lo inútil,
la tristeza sin fin de ser poeta,
de cantar y cantar, sin que se rompa
la tragedía sin par de la existencia.

Ser y no querer ser...esa es la divisa,
la batalla que agota toda espera,
encontrarse, ya el alma moribunda,
que en el mísero cuerpo aún quedan fuerzas.

¡Perdóname, oh amor, si no te nombro!
Fuera de tu canción soy ala seca.
La muerte y yo dormimos juntamente...
Cantarte a ti, tan sólo, me despierta.

Acerca de mí

Nací un martes 13 exactamente a las 00.13 y alguien dijo que por eso estaba emparentado con un ángel desalojado del Paraíso. Tal vez...