miércoles, noviembre 11, 2009

ENTRE PIEDRAS

Entro en el caracol
y huyo hacia el centro siniestro,
habiendo dejado antes fuera
ciegos cantos de pájaros,
un mar de astutas voces,
el olor del verano;
alzo palabras asesinas
y desoladamente las arrastro contra la puerta.
Vuelvo, lejos de ti, como andando entre piedras,
hacia el andén de espera de la muerte.

viernes, septiembre 18, 2009

LÁMPARA

Cayó el silencio
sobre mi mundo, en el que tù no estabas.
Tambièn la sombra descendió a mi estancia
y tuve miedo de que te perdieras.
Entonces encendí mi lámpara.
Su luz bañó mis manos
y las alcé tan alto, que parecían diez faros
alumbrando el océano,
donde tal vez, náufraga y sola, navegabas.

jueves, septiembre 10, 2009

EL ÁBACO DEL MAR

El ábaco del mar...Innumerable
ir y venir de ondas
que se deshacen en la arena
como las oraciones de las madres
o como la insolencia de los déspotas!...

El ábaco del mar...Desde que el mundo
se ciñó la guirnalda
de una aurora, en la noche de los hielos,
el ábaco del mar mueve sus ondas
para contar estrellas...

Nadie sabe los siglos
que con dedos de brisa o de ciclones
se suben y se bajan los guarismos.
El vértigo se filtra por los números...

Ha de llegar un día
en que la estrella última, turbada
en un repliegue de infinito
quede en la suma!...

Y entonces, un enfermo de esperanza,
un poeta,
con su perfil hundido en la mirada
eterna del silencio,
dirá con una voz de selvas:

¡El ábaco del mar innumerable,
ir y venir de ondas, ha cerrado
la cuenta de ls astros:
que en nombre de los justos
inicie ahora, con igual cadencia,
una suma más larga:
la del pan, que en el fondo de la historia,
-hambres, patíbulos y guerras-
sueñan los niños afligidos!

LA LLAMA

Pensar en el no ser...¡Estremecida
oscilación ante la nada,
como de luz en el abismo!...

La nada es una llama
que se esconde en la pausa de los besos.

Presente con angustia
cuando es una caricia la conciencia,
colma el breve paréntesis
del despertar entre dos sueños...

Densa de azules en la aurora,
la plenitud la aclara
como al viento remoto, a mediodía,
el zumo de los cielos...

MATURITÉ

El viaje del vivir...¡Egolatría
desplegada en el viento en una onda
de pabellón embravecido!

Está de vuelta el tiempo
con un aroma de papeles,
como si en medio de los campos
alguien hubiese destapado
el cofre de un abuelo...

La vida se madura
como la cabellera de una niña
o como el viento soterrado:
con los días...¡lo mismo que las pomas!...

El corazón, al otoñarse
mitad cansancio, mitad ciencia,
torna en caballo con la rienda floja
que marca su regreso, lentamente,
volviendo el cuello hacia la rama
que se mece en el aire...

viernes, agosto 07, 2009

TE VAS

Como las gotas en el vidrio,
como las gotas de la lluvia
en una tarde somnolienta,
exactamente iguales,
superficiales,
ávidas todas,
breves,
se hieren y se funden,
tan, tan breves
que no podrían dar cabida al miedo
que el espanto no debiera hacer huella
en nosotros.

Después, ya muertos, rodaremos,
redondos y olvidados.

lunes, julio 06, 2009

PASOS REDONDOS

Para Albicker

De pronto vendrá el viento
y será otoño.
Se va el verano
y cae algún recuerdo
y baja otro escalón
sin ser notada
la vida,
de amarillo en amarillo.
Adiós, atrás,
el paso que no he dado,
la insegura amistad,
apenas sueño.
Será otoño de pronto.
No hay ya tiempo.

Perdí un mágico doble
de mi nombre,
un pasajero signo
que pudo hacer el mundo más exacto.
Perdí la paz,
la guerra.
Perdí acaso la vida
y acaso aún no gané
para la muerte.

En el vacío espacio
alguien tañe una cuerda,
poco a poco.
Ya es otoño, tan pronto.
No hay ya tiempo.

lunes, junio 22, 2009

EL MAR

El mar me habla de ti.
Sencillamente,
cual los mensajes inmortales,
las olas besan mi alma con tu nombre,
dibujan mi deseo en las arenas;
inmensamente sabias desfallecen y vuelven a surgir,
me salvan y me pierden en sus carnes azules,
etérea sombra de las aves,
que dulcemente mueven mi antiguo regocijo.

El mar y tú, parejamente alegres,
desnudos en la tarde: la ternura
del amor hecho brasa.
Y, al cabo, fiel respuesta
de la inmortalidad que el mar conoce
y tú sueñas ganar en la pasión.

Ahogo
mi pena en tu memoria que las aguas me ofrecen,
lejos del artificio de la ciudad, y pósanse
los placeres remotos, la agonía del beso,
sobre árboles y rocas sumergidos
que los mapas jamás recogerán.

El mundo
es sólo el mar, súbitamente reino
para tu amor y mi esperanza.

Solos
el mar y yo, supervivientes
atónitos -y ciertos- de tu hoguera lejana.

sábado, junio 06, 2009

MI TRAGEDIA

Nada de lo humano me es ajeno

Goethe


Preámbulo

Ahora, ante el abismo,
con la oscura pupila taladrada
he encontrado el camino
de la clarividencia.

He escuchado las voces
-redondo contrapunto-
de las cinco vocales,
en la quietud inmensa de mi espacio.

He encontrado mis huellas en el aire,
huellas de plantas firmes
asentadas
en la rotunda soledad humana.

Conozco los secretos
del insomnio y del sueño,
de la amiba y del pez,
del dinosaurio...

Acto I

De la caverna oscura de los siglos
me robé el primer fuego
y la primera risa
escondida en la entraña sonora
de alguna caracola.

Una armoniosa risa sin complejos
total y elemental
como una esfera,
pagana, entera, diáfana y fecunda,
saturada de viento y de floresta.

Acto II

Lo múltiple y lo único
se fundieron
en mi vieja conciencia milenaria
y me anegué en la magia.

Un tiránico tótem me asfixio la risa
en el ritual sangriento
de sus mitologías.

Y conocí el pavor,
el insensato miedo
inoculando la confiada pupila
el ademán seguro,
la conciencia inicial
firme y abierta.

Todo se volvió espanto,
mil fantasmas agoreros
me gobernaban caprichosamente
con su potencia irracional y abtrusa,
y el miedo permaneció
en la lluvia,en el rayo,
en la perdida mies y en la abundancia,
en la vela y el sueño,
en la premonición y en la ignorancia...

Acto III

No sé cuánto viví dentro del miedo
incontrolable y cósmico...
pero un día...aquel trágico día
se convirtió en dolor:
un doméstico llanto cotidiano
una desobediencia legendaria,
un pecado y un arrepentimiento
continuado por mil generaciones plañideras
nos programó a llorar eternamente.

Y de una culpa original y ajena
-culpa sin culpa-
yo heredé este llanto.

Un juez inexorable
marcó la dimensión
en su precisa luz de coordenadas:
la dimensión del llanto perdurable,
vagido de tinieblas en el claustro materno,
mirada y voz de llanto sin receso,
sin un compás de espera.

Sonrisas suspendidas
en la frontera
de un sollozo inminente.

Empecé a ver el mundo
a través de un cristal estremecido
una gota de mar cristalizada...
llanto marchito y llanto fecundado
en una permanente
florescencia de sal enajenada.

Acto IV

En medio de este inmoderado llanto
yo conocí el amor,
húmedo aún de todos los prejuicios,
saturado de todas las herencias,
amor pobre...amor larvado...
amor envilecido
roto antes de nacer, resquebrajado.

Inútil esperanza,
obstinada ilusión...
fue como la nostalgia
de la desnuda risa
y la desnuda piel
en el recuerdo
de la pagana relación abierta.

Acto V

Al fin perdí llanto y amor
se secaron entonces las raíces
de aquel pobre dolor emepecinado.
La mesiánica risa,
el oscuro pavor,
la diaria angustia...
todo se había borrado
en mi neutra conciencia solitaria...

Y vagué por el aire
y más allá del aire, por la nada,
con mi sabiduría vieja y pasiva.

Y así, sin asidero,
poseedor de todos los misterios,
liberado de todos los arraigos
pagano, altivo y solo,
-muerto hace miles de años-
como cualquier estrella,
recorro imperturbable
mi zodiacal y mínimo universo.

sábado, mayo 30, 2009

GUANAJUATO


Dejo allá la melancolía y al descender por el sinuoso camino -"Guanajuato 2008 metros sobre el nivel del mar"- descubro sobre la fosquedad de la noche un enjambre de luces doradas esparcidas al viento, que proponen como ineludible un problema de geometría en el espacio: un problema de absurda planificación aérea...¿Será menester, pienso, unir con esa línea esas variadas luces, una por una, para obtener el perfil de Guanajuato?

Constelación dislocada, anónima, múltiple, que rechaza por su sola presencia una razonable solución plástica. Luces arriba, altísimas, y otras caídas en la honda sima parecen señalar el zenit y el nadir del vacío inexplicable. ¿Granaditas? ¿Valenciana? ¿Pípila?...Rápidas conjeturas me conducen a la confusión y al sentimiento vertiginoso de estar a punto de perder la noción del espacio; me pasa el temor que de entrar a la ciudad, rodaremos por el vano negro en una caída terrífica, hasta quedar colgados del pico de una de tantas estrellas flotantes.

Y entro. Es una tentación que no puede declinarse. El vehículo va por la calle estrecha y pina rasando las fachadas; y los faroles adormilados dejan que la vía se tuerza, se alargue y se encoja con movimientos de reptil. No veo sino los faroles y breves jirones de paramentos, rejas fantasmas y huecos fugaces. ¿Dónde está Guanajuato? El doble enfilamiento de las fachadas, angulosas y tuertas, es un doble biombo que me impide penetrar en el misterio nocturno apenas entrevisto.

El vacío nocturno al claro del día está colmado de cerros, de montañas, de crestones, de pujanza roquera, y por enmedio de la extensa hondonada en caudal de caserío se vierten en tumulto cúpulas, torres, muros, ventanas, puertas en aglomeración hetérogenea y compacta. Inundación formidable y peregrina, la ciudad se precipita de lo alto saltando por sobre las aguas broncas de laderas y anfractuosidades. Avalancha incontenible que ofrece el prodigio de saber contenerse y no arrasar ni rebasar. De cierto, no hay nada que impida que Guanajuato naufrague en el vórtice, y se despedace y se pierda; y sin embargo, náufraga, la ciudad en un paradógico equilibrio, está allí, en el lomo del oleaje pétreo, siguiendo sus violentas sacudidas y fluctuaciones, indemne, sólida, neta, flotando sobre la tempestad mediterránea. Pero la masa no va al garete. Hay en sus rotas líneas una tensión de persistencia y una voluntad de acomodamiento. Real de Minas. Pienso en seguida en la veta alocada y epiléptica y empiezo a comprender.

Va persiguiendo la ciudad en marcha el sentido de la veta que fuga; esa serpiente que líquida -en el período de formación- reptó ágilmente por entre las grietas de la roca endurecida, serpiente de fuego y de metal que al enfriarse quedó plasmada -escultura-por el sinuoso camino de su camino, y que ahora es el fósil del apetito minero. La cordillera, la montaña y Guanajuato como accesión, han seguido el contoneo suave, el regate brusco, el esguince inusitado de la serpiente de plata y oro, galardón de presa y de codicia, premio del esfuerzo y la constancia. Los barrios, las calles, retratan y conforman el capricho dinámico de "Veta Madre". Van en su seguimiento; ya para alcanzarla se les hurta en un escurrimiento, en una cabriola subterránea; y la calle, el barrio, la ciudad, suben o bajan presurosos, en un brinco, en un vuelo, en una caída, obstinados y constantes...¡allá va! Y la calle corre, salta, trepa o se derrumba en su afán terco de atrapar el argentino fluir de la caprichosa serpiente, que juega al escondite, inmóvil y ágil, rígida, curvilínea y graciosa, como las calles de Guanajuato.

El contraste se presenta en mi mente espontáneo y obligatorio. Nueva York es una comprobación de Pitágoras: todo el misterio del hombre puede caber dentro de los números sajones. Calles formadas horizontalmente, como ejércitos, con su guarismo ordinal; edificios ordenados verticalmente con su número exacto de altitud, cuyos pisos son verificados en cada viaje por los ascensores para evitar así que se confunda el acomodamiento; casas fichadas, cuya ubicación instransferible puede hallarse con seguridad usando las coordenadas del rectilíneo crucero; avenidas vertebrales que organizan y endurecen el conjunto; tránsito rítmico de verde y rojo en los semáforos; kilómetros máximos de seguridad y diez accidentes estadísticos por hora; y por las noches los anuncios eléctrico cinematográficos que en su luz y sombra de aire sincronizado, sincronizan la vida de las plazas que alternativamente alumbran y ensombrecen. Aritmética, geometría, reloj y estadística, eso es una lógica ciudad yanqui.

Guanajuato es, al contrario, muy mexicana y muy latina. Es el instinto, es la inspiración, es la aventura. Es la imaginación, la rebeldía y el motín. Nada más ajeno a las ciencias exactas. Es un alarde coreográfico o un asalto a mano armada; es un torrente o un paisaje. Es la elástica danza de los espadachines que se embisten en una encrucijada, o el tropiezo fantástico de las casonas que deambulando por la noche despiertan en el bello desorden de la ciudad que se mueve. Es, en fin, mi encantador extravío cuando he roto por inútil el croquis del emplazamiento y me abandono al lazarillo de la apasionante sorpresa.

Tumulto, posesión pasajera y emotiva, vueltas a la derecha y a la izquierda, arroyos que se adelgazan y se ensanchan en arbitrarios respiros, meandros y recovecos de laberinto...¡he ahí la clave! Para encontrar a Guanajuato hay que buscarlo -Minotauro tímido- encerrado en lo más recóndito de su laberinto. Pero cuando encuentro al Minotauro guanajuatense no me hace su víctima, como el cretense, sino que me da la sal y el pan de su amor. Irremediablemente perdido entre callejas que suben y bajan, que van y vienen, se siguen y se persiguen, me encuentro frente a frente, austero y dulce, antiguo y moderno, a ese viejo y prodigioso Guanajuato. Entonces atrapo su secreto.

A la muy noble y leal ciudad le ha pasado la embriaguez de sus años mozos; me percato de cómo le ha mudado el genio, pero no la prestancia. Cambio de fortuna y de designio transformaron el "palacio del Rey de Oros" en casa de sosiego y de meditación. Aún persisten el perfil bravío y el gesto apasionado y voluntarioso, pero ya hace mucho que el vecindario arrojó el ancla por la borda para buscar seguro. Y lo ha encontrado. Altibajos de la suerte. Fué antier nomás cuando el Real trasfundía al mundo el licor de sus arterias de oro; cuando los galeones iban repletos con los lingotes del quinto real y los espléndidos donativos destinados a la Corona. Valenciana, Tepeyac, Cata, Santa Ana, Rayas y Mellado, en plena bonanza, vaciaban su fabulosa riqueza en las manos de sus felices poseedores. A su vez los ricos mineros volcaban su escarcela con prodigalidad: construían palacios y templos, hospitales y colegios; reconstruían el esplendor de las caducas catedrales españolas -Burgos, Toledo- y exoneraban las piadosas esculturas de petrería. De España venían en cambio las merdeces del Rey; títulos nobiliarios, privilegios, escudos de armas, licencias -todavía el trueque de las cuentas de vidrio- que satisfacían la simple vanidad del esforzado gambusino. Así lucieron sus flamantes pendones en la procesión de Corpus -seda, replandor y atuendo- el Marqués de San Juan de Rayas, el Conde de Casa Rul y el Conde de la Valenciana, fuertes, opulentos y benefactores. Vida señera, deleitosa y delirante la de Santa Fé de Guanajuato cuando del pozo de San Antonio brotaron, como de un géyser, los cándidos raudales de la plata casi virgen. Embriaguez de poderío y vanagloria.
Embriaguez de juego. Nadie se daba cuenta que la vida fluctuaba en el filo del azar. Se apostaba a la carta de la mina -generoso empeño- y a la carta del albur: apuesta del todo o nada. El oscuro trabajador, con la vela de sebo en el sombrero, envidiaba también su existencia bravía al deslizarse por el inseguro tiro, a cambio de que su mujer luciera tacones de plata en la fiesta de San Juan. El deseo de riqueza se erguía en una voluntad inquebrantable, retadora del destino. Cara o cruz. El hombre hizo costumbre de lo aleatorio y reía a la muerte. Cerca de la veta de San Bernabé, el cerro del Cubilete; desde allá arriba ví los cubitos del caserío como una tirada de dados.

Por enmedio de las pasiones pasó la evangélica sombra del Padre Coromina, hermano de la pobreza; y el auga de las inundaciones inútilmente golpeó con los puños cerrados los recios muros de los patios de beneficio. El afán tumultuoso iba a la zaga de su quimera. Hasta que un día la fortuna veleidosa le dio las espaldas y el pozo millonario escatimó sus dádivas; la veta empobreció y se volvió arcilla, "venero escriturado por el Diablo".
De entonces acá viene la mudanza. Una mudanza en el corazón y en el propósito; de la aventura de los metales preciosos y del provecho inmediato se asciende a la milagrosa aventura del precioso espíritu. La ciudad se arremansa y se suaviza. La paz ha llegado a Guanajuato.

El día de San Ignacio, patrono jurado, la ciudad soterrada, la antigua ciudad minera, la ciudad sin horizontes, halla superación y toma desquite. Todo Guanajuato escala la Bufa; el pueblo se esparce por las abruptas eminencias, como sobre las faldas del monte, cual maternal regazo; trepa hasta la cima de los crestones para divisar a lo lejos el azul marino de la cordillera, y abajo, desvaída, la llanura del Bajío. Se ven allá Silao, Irapuato y el lento andar de los caminos a nivel. Es el desquite del pasado encierro en la oscura galería. El hombre vuelve a la humana naturaleza, a la mina dorada del sol, aire anchuroso de la cumbre. Alegre ceremonia de desposorio con los elementos. Ese 31 de julio llueve de necesidad, a torrentes, y para los buenos guanajuatenses, ellas y ellos, es un gozo volver empapados, las mejores galas perdidas deliberadamente en la tormenta; los ojos llenos de amplitud y las piernas con un dolor de cansancio por haber subido hasta la Cueva del Santo -la imagen pintada al fondo- Cueva que por encumbrada es ya un principio de la galería celeste.

Desde la conversión, la ciudad cuida del decoro de su antigua presencia hidalga. Hay una conciencia escultórica en su actitud cervantina y hace gala entre lo que fué y lo que es, entre la convulsión de antaño y la plácida serenidad de hogaño. Guanajuato católica y espiritual y plástica, es hoy una ecuación de armonía.
Por ello la estatua del Pípila levantada en su linde, es una negación y una contradicción. No es el símbolo del heroísmo anónimo, sino de la agitación y la destrucción. No el Pípila humillado bajo su losa, al servicio de la libertad, sino la representación demoníaca de Calibán. Con la tea icendiaria en lo alto -el puño cerrado- se yergue sobre el cerro de San Miguel, galvanizado por una impulsión homicida, gigante ciego y loco que repite la leyenda puesta en su base: "Aún hay otras alhóndigas que incendiar".
La ciudad se desconcierta. Desde el triángulo del "jardín del queso", la pequeña plaza principal, el ingente coloso aparece hollando la bóveda del templo de San Diego, en primer término. Sin embargo, las ocho Musas que rematan el Teatro Juárez, a la vera, no se inmutan y persisten en su gesto hierático.

Tampco se inmutan los chavos, estudiantes que nacen a la vida del pensamiento en el vientre maternal del Colegio del Estado. Al viejo solar de doña Josefa Teresa de Busto y Moya, nobilísima fundadora, convergen dos poderosas fuerzas que excluyen las malas pasiones: la honrada tradición en que afirma, y el espíritu juvenil, almo y puro, que trae de fuera, entre brumas de ensueños, el mensaje de un mundo mejor. En la sala de estudios -galería de cristal a donde llega el día- los estudiantes ensayan la nueva alquimia de trasmutar sus graves meditaciones en una diamantina y superada realidad. Veta inextinguible la de la Universidad, que se ensancha y aflora para el porvenir. Jocundo y depurado artificio de creación.

Al ocio del atardecer, mientras Guanajuato resbala hacia el Bajío arrastrado por el ancla de su Fé, -armas y escudo-, los estudiantes se dispersarán por calles y callejuelas en busca de Erato, la Musa de la poesía amorosa, que fugó del Teatro Juárez a hurto de sus distraídas compañeras, pero que de improviso asomará tras de una historiada reja, en el pecho y en las manos de Anacreonte.

jueves, mayo 28, 2009

TENGO MIEDO

Tengo miedo. La tarde es gris y la tristeza
del cielo se abre como una boca de muerto.
Padece mi alma un llanto de princesa
olvidada en el fondo de un palacio desierto.

Tengo miedo. Y me siento tan cansado y pequeño
que reflejo la tarde sin meditar en ella.
(En mi cabeza enferma no ha de caber un sueño,
así como en el cielo no ha cabido una estrella).

Sin embargo en mis ojos una pregunta existe
y hay un grito en mi boca que mi boca no grita.
No hay oído en la tierra que oiga mi queja triste
abandonada enmedio de la tierra infinita!

Se extingue el universo de una calma agonía,
sin la fiesta del sol o el crepúsculo verde.
Expira Saturno como una pena mía,
la tierra es una fruta negra que el cielo muerde.

Y por la vastedad del vacío van ciegas
las nubes de la tarde, como barcas perdidas
que escondieran estrellas rotas en sus bodegas.

Y la muerte del mundo cae sobre mi vida.

miércoles, abril 29, 2009

DESALIENTO

Qué mudo y cansado estoy,
cansado y solo, muy cierto.
De la tierra, la humedad
hoy atormenta mis pies;
de lo que antes fui
no queda recuerdo alguno.
Por eso no he de pensar
en finas imagenes de espejos,
en mirar la cruz del sur
ni rodar hacia el misterio.

Y así murió mi poema,
dando su rostro al viento,
como a nadie iría a inspirar
emprendió su vuelo lejos:
errante fugó hasta la playa
y no vió sino mar y cielo.

Nube de rara inquietud,
encontró sólo silencio.

lunes, abril 06, 2009

INESPERADAMENTE

Inesperadamente
apareció tu imagen cabal en el espejo.
Creí como antes, como siempre,
desde el remoto origen de mi sueño primario,
que mis dedos, eternamente ansiosos y frustrados
tocarían el lejano litoral de tu pecho,
ofrendándose,
como se toca un cáliz de comunión secreta
sólo a través del duro metal de su custodia.

Te miré desde siempre, como se mira el cielo
detrás de las espesas cortinas de las nubes.
Tu estatura de pino oloroso a verano,
tu frutal elocuencia temblando en el silencio.

A pesar de su prisa solitaria,
no intentaron mis brazos de antiguas orfandades
enlazarse a tu cuello,
porque sabían que la húmeda avidez contenida
se agotaría en el viento,
agonizando sobre el muro impasible.

Y seguí contemplándote
desde mis corredores amorosos del sueño,
hasta el vedado espacio de luna imperturbable.

Pero de pronto tus dedos prodigiosos
descorrieron la transparencia inmóvil
que amurallaba el tacto,
y fue como un oleaje de espumas encendidas
en el río misterioso, bañando nuestra espera.

Lentamente tu imagen, al salir del espejo
se fue haciendo palpable y cálida y sonora
y me llenó los poros de savia interminable
y el corazón de súbitos temblores.

Todo lo que de ti aprendió mi memoria
estancada
en tu orilla de mar y mandarinas,
tan sin saberte, entonces,
ahora es un venero que me inunda la frente
y cerrando los ojos al tiempo y a la ausencia,
dibujo tu cabeza, el color de tu pelo,
la curva de tus cejas,
la alegría de tu boca,
el horizonte abierto que te cabe en los brazos,
el enigma del pecho,
la luz de tu lenguaje
que prendo en mi vigilia
y el sol de tu mirada
que puebla de presagios amantes
mi tristeza.

martes, marzo 31, 2009

LEJANÍA

La carrera del martes
desatada,
estrujó urgente
el lunes estrechísimo.

Nos comimos el tiempo,
nos rechina su arena
entre los dientes.

Aturdidos amantes desangramos
capaces horas,
días de decir el futuro.

A la sombra de un follaje
muy tenue fuimos
como hormigas hambrientas.

Ahora estamos a solo, duro,
enemistado cielo.

jueves, marzo 05, 2009

AMOR

Lo he sentido venir
abriéndose camino
por entre las pesadas nieblas del sueño,
entre algodones de recuerdos,
bajo el grueso hielo del pasado,
entre las dos aguas azules del tiempo.

Sus dedos largos y fríos,
su helado aliento,
su voz,
-¡ay! su voz de mohoso húmedo metal-
los he sentido
cuando la lluvia cae sin prisa,
cuando la boca desganada calla,
en el momento en que estamos
muriendo en la hoja que arranca el viento,
en el sufrido violeta de las sombras,
en el angustiado gris que moja
los árboles desamparados,
las fenecidas flores
y el eco que rueda
por los olvidados patios.

No conozco su nombre
ni su marca
ni el lugar en donde ancló su centro;
después que ha pasado
lo sé por la arruga más,
por el amargo gusto que en los labios deja,
por su olor suave a cosa que no decide pudrirse,
por las arbitrariedades que en mi rencor pone de resalto,
por la sensación que me provoca
de que estoy en un mundo que no es mío,
en ámbito ajeno,
en atmósfera de enrarecido aire,
bajo densas capas de un polvo
que cayó de las estrellas
para hacer sordos los latidos de la arteria,
opaco el grito,
imposible la alegría animal de vivir
a todo cuerpo.

Una vez pasado
puedo leer su historia en mis manos ansiosas que aguardan
y en los ojos de los que aman
y saben que mi corazón está exprimido,
porque me faltan luces en los ojos,
fuego
-mortecino fuego-
en las palabras
y la sal que impide a la sangre
se detenga en sus angostos caminos.

Y le canto porque, después de todo,
el hombre no es más
que el hueso de la fruta del pecado.

Le temo y le canto,
a sabiendas de que vivir es morir,
seguro de que paso adelante
es paso atrás,
retorno a la sombra de donde procedemos,
empujón hacia el misterio,
avance hacia el cielo añubascado siempre
de los mitos,
cierto de que hacia adelante no se irá jamás,
porque mientras en mí la necesidad gobierne,
mientras la costumbre y el instinto tiranicen
este humilde tránsito terreno,
seremos víctimas de la propia satisfacción,
mártires del gusto,
esclavos del traje y de la mesa,
del sexo y la morada,
del lecho,
del prejuicio,
de la conveniencia, de la ley,
de la eterna humana interdependencia.

-...tras el carro del vencedor uncidos,
de la mano de la pasión llevados,
presos del goce,
a los intereses sometidos,
trabados por el querer ser más...-

Yo sé que le llaman amor
y que le sirven adornado,
que es hermano de la rosa blanca
y le declaran amigo de los niños,
que contra él sólo atrevieron insultos
los que no pudieron arrancarse el dulce dardo
con que los hirió.

Bien, se llama amor,
y puede ser moroso y suave,
o rápido y cortante,
que su obrar depende
de que estemos más o menos distantes
del animal de donde nos partimos,
de nuestra salud y predilecciones,
y que para él los hay que arden como paja seca
o que se niegan a arder como piedras de los ríos.

Pero yo que le siento venir
abriéndose camino
por entre las pesadas nieblas del sueño,
y que no sé defenderme de su ataque,
porque los hervores de la sangre me traicionan,
porque una mano entre mis pobres manos asustadas
es argumento sin réplica posible,
¿cómo he de decirle,
cómo he de comportarme,
a quién implorar piedad,
a quién suplicar ayuda,
qué báculo requerir
para enderezar este pobre paso mío?
¿en dónde encontrar lumbre que caliente
mis ateridos pies?

Lo he sentido llegar
en los dulces vinos de la primavera,
en el áspero aguardiente del verano,
en las amables despedidas del otoño,
cuando invierno ofrece hogares
y la terrible paz de los árboles desnudos.

Lo he sentido llegar
contando los minutos:
a él, armado de siglos y luceros,
a él, que duerme a la sombra de la Esfinge
y que le basta, para matar, una azucena.

Lo he sentido llegar
y le he abierto de par en par la puerta,
le he ofrecido mi pan y mi sal,
la mitad más mullida de la cama,
la almohada entera,
y un pecho que sólo ha sufrido
por todo lo que ha tardado.

jueves, febrero 26, 2009

Sí, morir

Si yo pudiera pondría una flor
sobre el pecho de tu ternura muerta
y me resignaría.
Si nada más pudiera lavarme el alma
de este dolor con una lágrima,
o caminar indiferente
por esos sitios que recorrimos juntos,
cuya sola presencia me desgarra.

Morir, perderme, destrozarme, huir
donde no estén tus ojos;
adonde el hilo más delgado de tu voz no exista
y tu gracia perfecta no sea más que nube no mirada;
donde tu nombre no se vuelva angustia,
ni tu palabra herida,
y tu sonrisa no me pueble las noches
de estrellas y de lágrimas.

jueves, febrero 12, 2009

PERDÓNAME

Perdona que te escriba
desde un lugar cualquiera,
pero no tengo un sitio
que me invite al descanso;
perdona que no diga tu nombre
porque temo que el viento
mortal lo desintegre.
Queda aquí, resguardado
en esa íntima, silente soledad
que me enseñó a encontrarlo
muy adentro,
encendido y constante en la vigilia.

¡Pero si no estoy triste!
Sólo que es muy difícil, fatigoso
el retorno
a las profundidades de mí mismo.

En este viaje interno, descendiendo
hasta el fondo de mí, hacia mi abismo,
en busca de una luz, de una señal perdida
que me conduzca
a la morada donde mi alma sola
reclama una respuesta
a su cansancio de indagar en vano.

Y nada sé de mí, nada que aclare
el enigma que ronda cada sueño,
cada fulgor que apaga en la tiniebla,
la imagen impasible en el espejo.

Me quedo aquí, al principio
de esta espiral eterna,
en busca de las huellas luminosas
que guíen mis pasos al soñado hallazgo
del amor o de la muerte.

lunes, enero 19, 2009

LOS AMANTES

Cuando el mundo toma impulso hacia el aniquilamiento
en todos los frentes-nosotros caminamos separados,
cada uno hacia su solitario final...
no mano en mano como caminan los amantes.

Mas yo estaría del tiempo en las páginas infinitas
más feliz contigo
que en la compañía de Cristos y de Dantes-
cometas y constelaciones!

Amor...antes que la distancia se agrande
más allá del alcance y la vista-
mira hacia este lado, dame tu mano-
que las estrellas digan de nosotros:

Lo último que vimos de ellos fué cuando se besaban,
luego caminaron hermosamente desnudos
hacia un mar de fúlgida agua azul-
dejando sus cuerpos como viejas ropas en la arena.

viernes, enero 09, 2009

EL PUENTE

para M M

La muerte es la menor distancia
entre los sueños,
el cálculo más breve,
el gesto sin torpeza.

Los amantes que cierran
las puertas como noches
para darse sus vidas
lo saben, mientras hunden
en la espuma del gozo
apenas pensamiento,
terror apenas dicho.

Lo saben pero piden
seguidamente treguas
para cavar sus túneles
entre sordas memorias.

En tanto, el puente aguarda
de luz a luz tendido,
pacientemente fácil,
su paso de fantasmas.

Acerca de mí

Nací un martes 13 exactamente a las 00.13 y alguien dijo que por eso estaba emparentado con un ángel desalojado del Paraíso. Tal vez...