jueves, septiembre 14, 2006

NOSTALGIAS

El recuerdo que tengo es tan vago que no sé si realmente fue así. De todos modos me gusta pensar que estuviste aquí y que mis besos despertaron todos tus sentidos. Aquella tarde en que nos sorprendió la lluvia de regreso a la cabaña, te acuerdas?...No esperabamos que esa gruta iba a servirnos para cobijar nuestro pasión primera, pero...qué existir! No puedes imaginar las veces que he dado gracias a la vida por ese momento único. No puedes...no puedes...no puedes..., resonó mi voz en aquella soledad de las paredes que forman la gruta, mía ahora, como todo la que la rodea. El tiempo ha querido darme dinero y poder suficientes para ir coleccionando no sólo instantes, aunque éstos sean más valiosos. He acumulado bienes más allá de lo que hubiera querido y por eso muchos "amigos" han subido a mi furgón. He escuchado todos los elogios y me han lisonjeado y caravaneado sin merecerlo y pa quedar bien conmigo. Pobres. Si supieran que los tengo bien ubicados y que si los tolero es porque la soledad me hace enloquecer adolorido por tu ausencia.
Te he buscado por los cinco continentes. Le di vuelta al mundo en cinco ocasiones y regresé no se cuántas a esos bares. He recorrido una y mil veces los mismos paisajes con la esperanza de verte aunque sea fugazmente; reconocer tu silueta...para amarla, para confundirla entre mi ser...y sigo caminando. Ahora voy rumbo al teatro Principal...¿cuántas veces me acompañaste en silencio y pude convencerte de que mis personajes y mi actuación no eran nada comparados con lo que quería forjar para tí?. Dijiste entre risas que no era posible, que los aplausos y homenajes eran tan fuertes...Dijiste que ese no era tu universo y yo te pedí que me permitieras regalártelo...
En el Principal me espera una muchedumbre...cómo aborrezco las muchedumbres¡ Por algo vivo entre ellas!. En el automovil reina un silencio tan confortable, tan seguro, que me da terror bajar de él...Le digo a Claudio que pase de largo, que no se detenga y cumple con gusto mi orden. Entiende que es una súplica y me mira compasivo por el retrovisor, pero sabe que tarde o temprano tendrá que depositarme entre aquella masa informe que forman cabezas, manos y brazos. "Dame un poco de paz...alarga lo más que puedas esa llegada".
Por enésima vez fijé mi vista en aquel anuncio de neón y por enésima pasó junto a mí ese que con sonrisa barata me ofrecía su cuerpo. Si sabía quién era yo era para él lo de menos. Exigía un billete. Se estaba muriendo.
Fueron diez minutos cuyos sesenta segundos formaron un haz para llevarme lejos...de nuevo hacia ti. Ah!...ese conjunto artístico: tus ojos almendrados hacían que mi vista se perdiera en el infinito de su mirar. Tu boca, escarlata como el intenso crepúsculo que por última vez contemplamos desde la atalaya marina de mi refugio, y...tu cuerpo delgado y sensual, como de ninfa. En un minuto sentí de nuevo entre mis manos tu cabello, tus senos...
El automovil se detuvo frente a la puerta del teatro y mi mundo y mis recuerdos se desvanecieron al instante. Al abrir la portezuela ruidos ensordecedores se apoderaron de mí. Gritos, carcajadas, caras desbordantes y cuerpos trepidando. Cámaras y flashes...¡DIOS!...sácame de aquí...por piedad!
Entre manos y brazos que me tocaban, que estrujaban cada centímetro de mi cuerpo, fui llevado al interior y cuando caminaba sobre aquella alfombra decidí que nada de eso estaba pasando. Dejé que me alzaran...ya no me importó. Hacía tiempo comprendí que mi vida no era mía, que mi tiempo no era mío, que mis sueños no existían. No supe cuando perdí lo más valioso, no me di cuenta en dónde dejé de ser yo.
En vilo llegué al escenario. El sudor de otros se confundía con el mío. Alguien me dijo "bienvenido maestro" y mis manos ya no las sentía. Ocupé el lugar de honor y enmedio de aquella batahola imposible emprendí una jornada más de hipócritas elogios, de aplausos sin sentido, de máscaras relucientes y de mentirosas grandilocuencias. Mi cabeza giraba como si no me perteneciera, como las de esos muñecos de alambre. Mis ojos, desorbitados e inexpresivos, dejaron volar mi vista hacia el punto más central del techo y ahí se quedó por varios minutos. Mis oídos, bloqueados por el indescriptiblemente estruendoso ruido producido por micrófonos y bocinas, se apoderaron de "El Cisne" de Saint Saens y lo retuvieron ahí. Mi mente bogó por el lago Constanza y me alejé cuanto pude de todo aquello imaginando que yo no estaba ahí. Por más que quise, no logré ubicarte, no. Y sigo caminando...

No hay comentarios.:


Acerca de mí

Nací un martes 13 exactamente a las 00.13 y alguien dijo que por eso estaba emparentado con un ángel desalojado del Paraíso. Tal vez...