
Nunca había sentido nada igual. Mi alma por primera vez se ennegreció y el corazón se hundió, perdido en el más oscuro rincón. Mi cabeza y el mundo giraron con frenesí. El muro, blanco, sin mancha, se cubrió de sangre y lágrimas incomprensibles brotaron sin cesar día y noche...día y noche. No reconocí mi rostro al confrontar en el espejo tanto dolor, cuando al fin pude recobrar aliento y vida.
Tu recuerdo, tu imagen, tu cuerpo vinieron al instante y nuevamente sentí el relámpago que fulminante golpeó hasta enloquecerme. Porqué si yo te amo me invade este sentimiento cruel que despedaza, que martiriza, que aniquila. Porqué...si yo te amo?
Asomé a mi ventana...el sol no está, el mar se ha retirado,...y en el horizonte se adivina un iracundo huracán plagado de estruendo, de centellas y sobre ellas montada, sonriente y festiva...la muerte me abre sus brazos!
Tu recuerdo, tu imagen, tu cuerpo vinieron al instante y nuevamente sentí el relámpago que fulminante golpeó hasta enloquecerme. Porqué si yo te amo me invade este sentimiento cruel que despedaza, que martiriza, que aniquila. Porqué...si yo te amo?
Asomé a mi ventana...el sol no está, el mar se ha retirado,...y en el horizonte se adivina un iracundo huracán plagado de estruendo, de centellas y sobre ellas montada, sonriente y festiva...la muerte me abre sus brazos!