
Las cosas que se han ido
se juntan en mi mente
con risueño cariño:
La memoria del eco
del suave andar
de la amiga más querida.
La página de un libro.
La espontánea sonrisa
de dos que no se han visto.
El aroma que el cedro
me regaló al cortarlo;
el olor de la tierra
después de que ha llovido;
la caricia del agua
jugando en mi cuerpo;
la canción que me habla
de cuando fui niño.
El perfume que llena
mi alma de nostalgia,
y me recuerda el tiempo
en que fui querido.
El canto que me llega
-con ayuda del viento-
en un pueblo dormido,
el ladrido de Menthane,
el sabor de la fruta,
y del pan
y del vino.
El gesto cariñoso
de un viejo conocido,
¡y el punzante recuerdo
de un amor que se ha ido!
3 comentarios:
Uno se despedie...insensiblemente de pequeñas cosas...lo mismo que un árbol que en tiempo de otoño se queda sin ojas....... Por qué todas esas cosas que usted nos describe,mi estimado,duran tan poco...?
El amor es así. Y no hay que lamentarnos porque el amor es una pérdida inminente: aunque claro que no por siempre tener que irse no hay que vivirlo.
¡Olé por el amor!
Las pequeñeces....al final son lo más hermoso de la vida.
Un abrazo para ti lleno de cariño.
mar
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