
Por acaso, si vuelve un día,
¿qué le contaré?
-Contaréisle que hasta la muerte
siempre le esperé.
¿Y si no me conoce y sigue
inquiriendo más?...
-Contestadle como una hermana;
él sufre quizás.
Si pregunta por vos, ¿qué cosa
hay que contestar?
-Le dareis mi anillo de oro,
sin decirle más.
¿Si pregunta porqué se halla
la sala desierta?
-Enseñadle extinta la lámpara
y la puerta abierta.
Si sobre el instante postrero
quiere preguntar?
-Respondedle que he sonreído...
¡No vaya a llorar!...
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