No es el llanto la párvula presencia
de un débil testimonio.
Llorar es un complejo de desdichas
que brotan desde el mar, desde el tumulto
de luz que hay en el hombre.
Llorar es un total desgarramiento
del alma y sus especies;
es un cosmos
que brota del amor sin esperanza;
de la conjunción estival de las estrellas;
del bosque dando gritos de pavura;
del trágico metal de la belleza;
del hombre abandonado, abandonado.
Llorar es ser un dios de tierra oscura
que bebe vinos verdes,
aguas verdes,
verdes lágrimas verdes, verdes, verdes;
como verdes son ya las pulsaciones
del ángel que asesina.
Llorar es una bárbara pregunta
del hombre ante su ser, ante su origen,
ante las esmeraldas de su semen.
Llorar es enfrentarse ante el desierto
de todos los caminos
con un lirio de amor en las entrañas,
sabiendo que está solo nuestro llanto;
que nadie sabe nada de nosotros;
que vamos como arcángeles malditos;
que se nos dobla el alma hasta los huesos.
jueves, abril 24, 2008
domingo, abril 20, 2008
martes, abril 15, 2008
lunes, abril 14, 2008
ACOPLE MÁGICO
Sueño con una selva lujuriosa y sombría
donde sólo los vientos columpien el ramaje
y donde no perturben el silencio salvaje
más pasos que mis pasos, más voces que la mía.
Donde enhiestos e incólumes los troncos milenarios
hablen de tiempos idos y de viejas edades
cuando en paz con los hombres las rústicas deidades
poblaban los augustos senderos solitarios.
Donde al conjuro mágico que lance mi deseo,
resurja Pan bicorne, y la lira de Orfeo
repueble con sus notas las regiones desiertas...
¡Y allí, mientras se acoplan fogosos y desnudos
con ninfas y hamadríades los sátiros velludos,
vivir, vivir un día con mis deidades muertas!...
donde sólo los vientos columpien el ramaje
y donde no perturben el silencio salvaje
más pasos que mis pasos, más voces que la mía.
Donde enhiestos e incólumes los troncos milenarios
hablen de tiempos idos y de viejas edades
cuando en paz con los hombres las rústicas deidades
poblaban los augustos senderos solitarios.
Donde al conjuro mágico que lance mi deseo,
resurja Pan bicorne, y la lira de Orfeo
repueble con sus notas las regiones desiertas...
¡Y allí, mientras se acoplan fogosos y desnudos
con ninfas y hamadríades los sátiros velludos,
vivir, vivir un día con mis deidades muertas!...
domingo, abril 13, 2008
ANFORA ROTA
Te resquebrajas,
vida,
como las ánforas
repletas un tiempo
de mirra y de ámbar
y que hoy se arrinconan vacías
y olvidadas...
Vida mía hecha sueño,
te resquebrajas...
Mas aún por la múltiple herida
de tus abras
trasciende el perfume
de las nobles esencias guardadas...
vida,
como las ánforas
repletas un tiempo
de mirra y de ámbar
y que hoy se arrinconan vacías
y olvidadas...
Vida mía hecha sueño,
te resquebrajas...
Mas aún por la múltiple herida
de tus abras
trasciende el perfume
de las nobles esencias guardadas...
miércoles, abril 09, 2008
TAREA INÚTIL
Mientras el mar duplica la plenitud serena
de un cielo sin celajes, el infante, a la orilla,
coge agua de las ondas con su breve escudilla
y la vierte en el hoyo que ha cavado en la arena.
- ¿Qué haces ahí?- pregunto -; y el niño sin cesar
en su juego, responde: -Estoy vaciando el mar.
- Te reconozco ahora, con tu inocente labio,
ha tres lustros de siglos, desengañaste al sabio
de un meditar inútil; una tarde como ésta
humillaste su orgullo con la misma respuesta...
Mas déjame tu sitio: yo quiero en mi locura
trocar tu pasatiempo en personal tortura...
El niño no responde; cede sin vacilar
su escudilla, y se aleja por la orilla del mar.
Y yo me quedo a solas, y mientras la marea
va subiendo y subiendo, prosigo la tarea
que, para daño mío, nunca ha de terminar.
de un cielo sin celajes, el infante, a la orilla,
coge agua de las ondas con su breve escudilla
y la vierte en el hoyo que ha cavado en la arena.
- ¿Qué haces ahí?- pregunto -; y el niño sin cesar
en su juego, responde: -Estoy vaciando el mar.
- Te reconozco ahora, con tu inocente labio,
ha tres lustros de siglos, desengañaste al sabio
de un meditar inútil; una tarde como ésta
humillaste su orgullo con la misma respuesta...
Mas déjame tu sitio: yo quiero en mi locura
trocar tu pasatiempo en personal tortura...
El niño no responde; cede sin vacilar
su escudilla, y se aleja por la orilla del mar.
Y yo me quedo a solas, y mientras la marea
va subiendo y subiendo, prosigo la tarea
que, para daño mío, nunca ha de terminar.
DESNUDA
Iba toda desnuda la visión estupenda
con blancores de nardo, atrayente y fatal,
y su voz era flama, y su vientre era ofrenda
en que el sexo fulgía como un áureo trigal.
En unánime angustia se apiñaba en la senda
el humano deseo con rugidos de mal,
y los ojos, puñales de lasciva contienda,
dardeaban sus puntas como un solo puñal.
Era un coro de aullidos, era un lúbrico asalto,
y los ojos en fiebre y las manos en alto
eran siervos sumisos de la extraña visión;
y la forma desnuda, bajo el fiero destino
que ni escucha ni aguarda, prosiguió su camino
de cometa que arrastra una estela de horror.
Sólo un hombre pugnaba por asirse a la vida
ante el hondo presagio de la noche estelar,
y quedarse a la zaga, mientras era impelida
la fantástica turba por un viento de mar.
Mas sintió que era inútil...Un afán sin medida
lo empujaba al espectro...¡Y era noble cegar
las pupilas obsesas a la luz maldecida
por no ser el esclavo de su propio mirar!
Y en las pávidas cuencas que albergaban sus ojos
sepultó las diez uñas, y cayeron dos rojos
y sangrientos claveles de la turba a los pies...
Y sumido en su noche, emblemático y fuerte,
como el ángel que triunfa del amor y la muerte,
lo miraron los hombres que pasaron después.
con blancores de nardo, atrayente y fatal,
y su voz era flama, y su vientre era ofrenda
en que el sexo fulgía como un áureo trigal.
En unánime angustia se apiñaba en la senda
el humano deseo con rugidos de mal,
y los ojos, puñales de lasciva contienda,
dardeaban sus puntas como un solo puñal.
Era un coro de aullidos, era un lúbrico asalto,
y los ojos en fiebre y las manos en alto
eran siervos sumisos de la extraña visión;
y la forma desnuda, bajo el fiero destino
que ni escucha ni aguarda, prosiguió su camino
de cometa que arrastra una estela de horror.
Sólo un hombre pugnaba por asirse a la vida
ante el hondo presagio de la noche estelar,
y quedarse a la zaga, mientras era impelida
la fantástica turba por un viento de mar.
Mas sintió que era inútil...Un afán sin medida
lo empujaba al espectro...¡Y era noble cegar
las pupilas obsesas a la luz maldecida
por no ser el esclavo de su propio mirar!
Y en las pávidas cuencas que albergaban sus ojos
sepultó las diez uñas, y cayeron dos rojos
y sangrientos claveles de la turba a los pies...
Y sumido en su noche, emblemático y fuerte,
como el ángel que triunfa del amor y la muerte,
lo miraron los hombres que pasaron después.
miércoles, abril 02, 2008
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- Nací un martes 13 exactamente a las 00.13 y alguien dijo que por eso estaba emparentado con un ángel desalojado del Paraíso. Tal vez...