viernes, diciembre 22, 2006

PARA LA NAVIDAD DEL 2006

Heme aquí, una vez más, mirando sin mirar, sintiendo sin sentir, esperando sin esperar, la víspera de la Navidad. No recuerdo dónde ni cuándo empecé a perder la esperanza, la alegría y la fe. Tampoco dónde ni con quién estuve el año pasado, ni el antepasado, ni...

Los días y las noches transcurren y han transcurrido en silencio, sin sombras, sin apuro. Los pasos de las hormigas retumban en mis oídos y el arrastrarse infinito de los gusanos; el aletear de la libélula y allá a lo lejos, muy lejos, el vuelo del pelícano. El golpe del último copo de nieve me hace estremecer.

Aguardo sin nostalgia y sin ansia el 24 de diciembre, que seguramente será otro más. Sólo surge una imperceptible emoción cuando pienso que en esa fecha, por única vez quizá, el hombre dejará unos instantes de ser el feroz enemigo de sí mismo y de la naturaleza que lo rodea, para soñar en que hace siglos fue y tal vez en que pueda volver a ser...hermano.

Estilizo en mi imaginación esa imagen: El mundo rodeado por millones de seres humanos que se funden en un abrazo, así sea por un par de segundos. Los soldados norteamericanos confundidos sin sangre y entre risas con el pueblo iraquí. Los coreanos, un solo pueblo otra vez. Las religiones sin fanatismos caminando hacia un mismo Dios. La pobreza y el hambre sustituidas por bienestar y satisfacción. La enfermedad y la ignorancia por salud y educación. El odio por amor. Los golpes y las ofensas por caricias y poesía. El mal por el bien. La destrucción por la preservación...será tan difícil?...acaso es esperar demasiado?...

Por la llegada aquí de tantos y tantos nuevos seres cada día, vuelvo a soñar, como cada año, en un mundo que no he conocido. Anhelo, como cada año, despertar en él, pero la esperanza, la alegría y la fe se me van como agua entre los dedos.

Sí. Estilizo una imagen y mantengo una emoción...A ti, hermano, donde quiera que estés, extendiéndote mi mano te digo: ¡Quisiera compartirla contigo!...


martes, diciembre 12, 2006

SOMBRA NÁUFRAGA

Mi corazón es una sombra nueva
entre sombras sin voz, sombra perdida
en pérfida corriente sin salida
que no se sabe nunca a dónde lleva.

Viajera sin timón, la sed abreva
en leteos de mal, por ver si olvida
la angustia de sus horas y la herida
que al golpe de los días se renueva.

Sombra sin fin, sin voz y sin amparo
qne en vano busca en la tormenta el faro
que ponga punto a su vagancia loca,

y que en viaje de horror, perdido el rumbo,
surca trágico mar, de tumbo en tumbo,
para estrellarse en ignorada roca.

domingo, diciembre 03, 2006

ENCUENTRO II


Para Yorick...

Eran las 12 menos cuarto al momento en que aquel desvencijado y ridículo autobus arribó a mi paraíso. Yo, que con escasa ropa miraba desde la playa el descenso de sus ocupantes, no logré ubicarte enseguida dentro de la multitud, así que cuando el operador cerró la puerta me acerqué y le pregunté si eran todos los pasajeros. Contestó con enfado que sí. Le pedí que de nuevo abriera y revisara bien. A regañadientes accedió, más que nada porque entendió que no lo dejaría en paz sin saber de ti. Ambos abordamos el cacharro y allá, casi al final, dormías como si estuvieras en el lecho más suave y confortable. Ese sombrero que llevabas no me dejaba verte bien, pero tus cejas y boca eran incofundibles. Le dije que no te despertara. Al menos no inmediatamente. Me sentí mal de interrumpir tu sueño, pero el chofer golpeó con un manojo de llaves el borde del asiento y saltaste de inmediato. Nos miraste con sorpresa y maldiciéndonos, como es tu estilo. No pude contener la carcajada y tu molestia se convirtió en disgusto. Él te indicó que bajaras y con desprecio te dispusiste a descender. "Sí weyes...me voy. Y como allá abajo me están esperando, ustedes vayan y ..... mucho a su madre". Eso dijiste cuando ya corrías hacia el mar y abriendo los ojos con desmesura para descubrirme.

Yo te seguí y debo confesarte que estaba disfrutando como un imberbe el momento, dejando que la incógnita se mantuviera por unos minutos más. Observaba con total curiosidad tu indumentaria, parecida a la que hace años vi en Montego entre rastafaris, amigos míos con quienes conviví un tiempo entre guitarras y bohemia. Te asocié con ellos y te encontré más interesante. Quería que descubrieras sin ayuda que yo era yo.

Sólo un pequeño malecón de arena fina bordea la caleta que forma el contorno de aquella hermosísima bahía. Lo recorriste con parsimonia y acalorado por ese ropaje, hasta llegar al palmar de Gabriel, quien se encontraba sirviendo algunos ostiones y calamares que por la mañana había sustraído al océano. Te dirigiste a una mesa y cuando pedías una bebida, él gritó: Errante...qué te tomas hermano?...lo de siempre?..., dijo, cuando ya servía mi tequila mantarraya.

Al escuchar mi nombre diste vuelta y finalmente me miraste con una sonrisa, para enseguida avalanzarte hacia mí, abrazarme y plantarme un beso, tan intenso como puede serlo el primero. "Si hubiera sabido que eras tú, mi mentada habría sido menos rasposa"...aclaraste. "Si hubieras sabido que era yo, jamás me habrías vuelto a ver"...dejé caer con sinceridad. Entonces, ambos sentimos que éste era un reencuentro que tuvo una pausa de toda la vida. Nos sentamos y esperamos el atardecer, para luego perdernos en el mar, en la arena y en la oscuridad...





sábado, diciembre 02, 2006

PARA CUANDO AMANEZCA

La seda de tu cuerpo me envolvió hasta la madrugada, embriagándome por completo de ti. Llegué tarde y me esperabas. No pude evitar la demora ensimismado como estaba en aquellas otras noches de soliloquios y fantasmas. También me dominaba el miedo. Ese miedo perturbador y enajenante ,inmotivado, que me agobia desde que te besé por primera vez. Pero hoy no quiero remembranzas tristes. Aquí estoy abrazándote, sintiéndote, apoderándome de ti de tal manera que no anhelo nada ni a nadie más.

Y para cuando amanezca prometo volver a amarte con toda la fuerza y entrega de que soy capaz. Tus manos, tus ojos, tus labios harán brotar el deseo inmenso que llevo a flor de piel, para derramarlo en un instante tuyo y mío sin importar que el sol nos bañe de nuevo ni tampoco que alguien llame a la puerta o al corazón y nisiquiera si el océano me busca.

Para cuando amanezca, quiero tocar otra vez tu alma y hacerla vibrar infinitamente con una nota imperceptible a los demás. Una nota que viene de un extraño espacio sólo reservado a quienes pueden encontrar en las nubes, en el mar y en el joyel nocturno la respuesta a sus sueños y a sus interrogantes. Una nota que puede ser escuchada y sentida por diez...acaso quince navegantes del amor. Una nota que aún no ha sido expresada...y permanece.

Para cuando amanezca, no habrá sollozos ni desencuentros. Sólo una rosa blanca a tu lado como imagen perenne de mi amor.

domingo, noviembre 26, 2006

RETORNO

He dejado para el último estas líneas, convencido de que ya no vendrás. Tanto tiempo de esperar, de soñar, de anhelar ilusionado tu llegada, ha acabado con mi fe, que era inmensa. Me dispongo ahora a cerrar la ventana, pero antes quiero trazar en el cristal un dibujo que no refleje mi tristeza. Se referirá a aquel encuentro maravilloso en el jardin de Providencia. Nunca lo olvidaré. Me llevó a otra parte, a otro cielo y a otro mundo, hasta construír en él la felicidad, hoy hecha añicos, como barata réplica de bacarat.

Vuelvo a la penumbra que me llama alborozada. Junto a ella están mi soledad y mis recuerdos. También los fantasmas de los que una noche te hablé, mis amigos, mis compañeros. Ese es mi verdadero mundo. En él nadie me perturba. Hay paz, silencio,
oscuridad. Mis ojos se habían acostumbrado a la luz, pero no les será difícil apagarse.

Allá está mi viejo sillón. Ja, ja, ja. Había olvidado la felicidad que provoca el no abrir la boca, ni la pantalla, ni la ventana. No recordaba el grandioso placer de ensimismarse. La profunda tranquilidad que otorga el hablar para mi mismo. La absoluta seguridad de no estar con nadie...

Ah, pero me harán compañía, claro, los luceros, las olas, las luciérnagas. El ejército de hormigas y de comejenes que en rigor nunca me abandonaron. Igual aquellos albatros y pelícanos, gaviotas y golondrinas, hermanas y hermanos míos a quienes yo adoro. Las nubes, las tormentas, los amaneceres y las puestas de sol. Los tigrillos, las mofetas, mis sueños, mis quimeras, mis tonterías, las rosas, los cipreses que no sé cuándo planté en recuerdo de aquellos otros amores.

Están ahí, fieles y leales refugios, mis libros, mis notas, mi lápiz y ese cuaderno en blanco que por tantos años ha esperado. Tampoco me han abandonado ni lo harán, las imágenes que tú me regalaste ni esas otras que yo te di. Las sensaciones, las caricias, los besos y, por lo que ve a Chiloé, iré en cualquier momento porque así lo quiero.

Después, mi barca. Mi amada barca. Desde esta atalaya, ventana mía, la miro. Está aguardando nuestra partida y sabe que nos vamos. Antes de que me esfuerce, estará desprendiéndose de la playa y pondremos proa nuevamente hacia el destino para retornar a él.

Ha sido hermoso. No me arrepiento. Bajel no te detengas. Errante, sigue tu camino!

viernes, noviembre 24, 2006

SOLEDAD

Robé los últimos segundos a aquel día que moría entre destellos carmesí, para dibujar tu silueta en la ventana mirando el horizonte a trasluz. El frío congeló el cristal y mi mente tu imagen. Al fondo, la nevada arboleda se perdía sin rumbo entre las primeras sombras de la noche, cuando el viento hurgaba con más fuerza en mi puerta buscando dónde penetrar con crueldad mi mundo y mi espacio, mientras en silencio los copos se acumulaban sin cesar. Quise traer a mi memoria los minutos idos y sólo aparecieron unos cuantos...los demás, dónde están?

De nuevo mis ojos alcanzaron en la lejanía aquellos fantasmas que noche a noche me visitan, me acompañan, alejando así un poco la infinita soledad en la que mi alma y mi vida se debaten. No sé quiénes son. Tampoco qué buscan. Pero agradecido y nostálgico abro de par en par mi recinto y en un acto ceremonioso que lleva no sé cuántos años, los invito sin miedo a pasar. "Compañeros y amigos míos--les digo--sean bienvenidos. Yo les recibo con amor y les pido que nunca más se vayan. No me dejen solo. No sé ya cuál es ni dónde quedó mi "Quimera". Nisiquiera sé si ustedes son y han sido mi quimera. Es todo tan confuso y sin embargo convencido estoy de que ésta es su casa. Como antaño, vengan a compartir conmigo sus lágrimas y las mías, porque los suyos se han ido y yo nunca he tenido a nadie. Porque a ustedes los asesinaron y a mi no me han dejado vivir. Porque sus riquezas se esfumaron y yo nunca he tenido nada. Porque el amor se fue de su lado y a mi nadie me ha amado. ¡Vengan!...¡Brindemos por la soledad!...".

viernes, noviembre 17, 2006

EMOCIONES

Asomado a tus sentimientos a través de la policromía de tu alma, será ésta la primera vez que vea tus ojos. Me he enamorado de ti por la sensibilidad de tu espíritu, por la claridad y transparencia de tus sentimientos y por esa actitud con la que contemplas la vida, pero hoy miraré tu mirar y eso hace nacer en mí sensaciones y emociones que no sabía siquiera si existían.

Los ojos son la ventana del alma, he oído decir, y aunque tú y yo ya somos uno, ignoro si todo cambiará a partir de hoy. Mas, me acerco ilusionado al encuentro y aguardo con determinación tu veredicto, sin más palabras que las que te he dicho ya y con la plena convicción del que ama. Vengo a ti con la confianza y la sinceridad con las que el creyente se dirige a Dios, o como aquel niño que con alborozo desea convertir en realidad sus sueños. Ese es mi equipaje. No tengo más.

Pero si eso no bastara, puedo decirte que me arrepiento por los errores cometidos, por las expresiones que no supe transmitir, por tantas frases inciertas y por las quimeras de las que te hablé. El deseo, la pasión y el gozo me llevaron a desbordar mis propios límites. El amor me ha planteado espejismos que yo, ilusionado, he reproducido por eso sin pensar. ¡No quiero pensar, no quiero reflexionar, no quiero analizar! Si lo hiciera, no estaría hoy aquí, aguardando tu llegada. Por primera vez quiero sólo seguir a mi corazón.

He dejado mi barca en aquella orilla ya por más tiempo del prudente. En el horizonte vislumbro la tormenta. Mi instinto y mi conciencia me urgen a partir, pero mis sentidos se aferran a la playa y no aceptan desprenderse de ti. El viajero eternamente errante se ha detenido aquí, de nuevo aquí, sin proponérselo, sin esperar nada.

Acaso mi sino ya no es el de siempre?...Acaso he extraviado el rumbo?...

jueves, noviembre 09, 2006

DOLOR

Usé menos tiempo del habitual a pesar del congestionamiento que a esa hora cubría la autovía. No me percaté de ello sino hasta que dejé de escuchar la voz de Lennox susurrándome "Love Song for a Vampire". La jornada había sido agobiante y deseaba ya llegar a casa, pero esa hermosísima canción me había relajado lo suficiente como para dejar que el automovil rodara despacio sobre el pavimento hasta el bosque.

Al bajar del coche, lo primero que los sentidos perciben es la suave caricia de la brisa, de la fina lluvia que no cesa nunca. Caminé casi sin pisar el suelo hasta la cerca junto al borde del cañón. Decidí permanecer allí para empaparme y dejar que la humedad penetrara mi piel mientras desplegaba mi vista por todo ese salvaje y misterioso lugar, de sobra conocido por mí, hasta clavar la mirada en la gran roca que veinte metros abajo había sido erosionada pacientemente desde tiempo inmemorial por millones de gotas, para formar la cavidad en la que de niño me gustaba hundirme. Mi espíritu voló entre los primeros luceros y luciérnagas, llegando a posarse tras la cortina arcoiris de Epsys. Ahí se mantuvo y me mantuvo, extasiado.

De pronto un ruido extraño, ajeno a todo aquello, me hizo volverme instintivamente antes de ser alcanzado por un tremendo golpe que me hizo perder el conocimiento. No sé cuánto tiempo permanecí así. Al intentar incorporarme, dolores en todo el cuerpo no me lo permitieron. La sangre y el agua se confundían profusamente y mi ropa hecha jirones mostraba que ya inconsciente me habían apaleado despiadadamente.

Me arrastré entre el barro hasta la casa, que había sido saqueada y destrozada. Daba la impresión de que buscaban algo. Muerto el teléfono, instintivamente recordé que el celular estaba en el coche y cuando me disponía a pedir auxilio entró una llamada: "Este fue sólo un aviso. Te adentras en terrenos que no debes. Para la próxima no lo contarás...". Con indignación y miedo comprobé que me vigilaban desde hacía tiempo.

Al intentar con la policía entró una segunda llamada: "Eres tú amor?...". Al escuchar tu voz me invadió por un instante un profundo sentimiento de alivio y de tranquilidad. "Te gustó el regalo que te hice?...hubiera querido que no te hicieran daño, pero eso es para que recuerdes que te quiero y que sólo eres para mí. Nunca lo olvides. Te amo...".

Un temblor incontrolabe se apoderó de mí y empecé a llorar como un niño...

lunes, noviembre 06, 2006

EN EL PIAMONTE

De nuevo nos encontrábamos en aquella colina, pletórica de álamos, de sueños y de besos. Atendiste mi súplica y mi lloro, por tí. El viento de otoño acariciaba suavemente mi rostro y enmarañaba tu pelo, haciéndote ver aún más jóven.
Al abrazarte, mi cuerpo tembló con intensidad otra vez, como aquella en que distraje tus horas frente al espejo de la vida en el que ambos nos reflejamos y, sin palabras, supimos que aquello era único. No quise terminar ese abrazo. Lo dilaté hasta sentir tu corazón latir en rítmico acompasamiento con el mío, imaginando dos barcas que en un mar infinito se han unido y las mueve al mismo tiempo serena y apaciblemente el oleaje sin nombre.

Es el Piamonte, pero el nuestro, no el de todo el mundo. Acaso no te ha invadido aún ese perfume que entonces y ahora enmarca este lugar?...No te diste cuenta, amor, de la húmeda fronda que nos rodeaba, que nos envolvía impregnándolo todo de acariciantes y enloquecedoras sensaciones ?...Y sin embargo, nada de eso se compara con el deseo que has vuelto a despertar en mí desde el instante mismo en que nuestras miradas se descubrieron. No puedo, por más que quiero, describir esta sensación que inflama y sosiega, estremece y apacigua, llenándome de miedo y de incertidumbre, pero igual de ansiosa necesidad de poseerte.

Prolongué el abrazo y fue tan hondo mi apuro y tan agudo el deseo, que busqué con desesperación el beso que precede a la entrega que quiero hacerte de mi vida entera como prueba definitiva de mi amor. Prolongué el abrazo, te di ese beso y de pronto mi pasión se desvaneció al sentir la frialdad marmórea de una esfinge, al advertir el enorme vacío que hay en un cuerpo sin alma; al descubrir estremecido que me habías soltado.

Allá tras mi Piamonte, lejanas, vagas y mortesinas se adivinaban las luces de aquella metrópoli. Aparecían fragmentadas a través de las lágrimas que inundaban mis ojos. Me aparté de ti serena y delicadamente. Besé con ternura tus párpados en un gesto de despedida y me acerqué sin prisa al borde de ese jardín, de nuestro jardín. Qué grandioso era todo, mi amor, lo que habías despertado en mí. Sin ti, bien lo sabías, nada tendría sentido.
Alcancé el borde y me volví para mirarte por última vez, acaso con la ilusión de verme sorprendido por un destello en tus pupílas. ¡Nada! Sólo la luna se reflejaba nítida y brillante en la escultura de tu cuerpo que aparecía imperturbable ante mi decisión.

¡Qué extraño placer y qué tremenda placidez proporciona la certeza de que todo ha terminado!








domingo, noviembre 05, 2006

LA VENTANA

Ventana mía, ventana
abierta al occidente de par en par,
ventana que al subir la marea
queda a ras del mar...

Tu reja en cruz deja pasar mis sueños
a la hora del milagro lunar
y los miro bañarse desnudos
en la insondable claridad...

Ventana desde donde contemplo
noche a noche un barco que se va,
nave sin rumbo, sin destino,
sin bandera y sin capitán...

Ventana mía, ventana
abierta al mundo de par en par,
la barra en cruz deja pasar mi mano
que al viento fía su señal...

martes, octubre 31, 2006

SIEMPRE ALGUIEN SE VA

Nos sorprendió la penumbra sin darnos cuenta. Estábamos tan ensimismados en nuestro mundo, primero de besos y de caricias y luego de recriminaciones y malentendidos, que no alcanzamos a percibir la negrura que nos rodeaba.
No sé cómo ni porqué llegamos a eso. Aún no entiendo porqué te fuiste ni puedo aceptarlo. Estoy tan arreprentido de muchas cosas que hice y dije. He pedido perdón en las formas que yo conozco y aún en las que no conocía. Con el corazón en una mano y la linterna en la otra he buscado el camino que me lleve a ti. He pensado mil veces qué terrible ofensa te causé o cuán grande fue mi error como para que así te hayas ido, o es acaso que en realidad nunca me amaste y bastó lo que haya sido para que cerraras la ventana?...Es que las palabras y anhelos que te regalé fueron nada?... Es que mi tiempo y mi vida, ofrecidos a ti con sinceridad, significan tan poco como para perderse en un arrebato?

Es así el amor?

Si así es, pero tengo tu amor y la promesa de un encuentro, no importa el dolor ni el desvelo. No importa nada.

Eso dije a la penumbra, imaginando que aún estarías ahí, soñando que aún me tendrías entre tus brazos, todavía en mis labios el sabor de aquel sirah que una noche mezclamos con sonetos y rimas. Pero no ha habido respuesta...en aquel rincón ya no hay luz. Quedará para algún día mi bella Chiloé!

El rumor de las olas me ha despertado. Mi ventana, la mía, está abierta de par en par. Mira al mar, como siempre, como me gusta. Están llamándote mi espíritu, mi cuerpo y mi esperanza. La he dejado abierta...por si decides venir, pero, no tardes, porque quizá mañana, ella, mi amiga, la que anuncia su arribo desde hace ya algún tiempo, vendrá al fin por lo que queda de mi.

Y si decidieras no venir, te doy las gracias con todo mi amor y desde lo más profundo de mi ser por los bellos momentos que a tu lado viví, intensos, únicos e irrepetibles. Fueron breves, como un instante de luz enmedio de una larga y sombría jornada. Han sido como esa isla maravillosa en la que prometimos estar; como un diminuto e incomparable oasis en este maremagnum caótico que es el vivir.

Un beso y...adiós.



sábado, octubre 28, 2006

RETORNO

Pieza negra y cerrada...
Un leve roce...,un blando ruido...

Estoy solo,
estoy solo conmigo mismo...

De todo me doy cuenta
y siento escalofríos...

Es el alma que vuelve de su viaje nocturno
al cuerpo que estaba dormido...

lunes, octubre 23, 2006

LÁGRIMA

¡El corazón, el corazón que estalla
en lloro, como el niño cuando ignora
lo que es llorar, y sin embargo llora!...
¡El pobre corazón que llora y calla!...

Lágrima inmotivada que se vierte
en el minuto lánguido del día,
como si goteara de la fría
y pausada clepsidra de la muerte.

Lágrima sin rumor, cuyo profundo
sentido nadie a comprender alcanza,
y que en silencio sideral nos lanza
en el misterio trágico del mundo.

Lágrima mía, mía de tal modo,
que si su enigma penetrar pudiera
en secreto pavor, no lo dijera
¡ni a ti tal vez, a quien lo dije todo!...

sábado, octubre 21, 2006

EL VIAJE DE LA MUERTE

Mientras duerme la nave y mi angustia vigila
fascinada en la noche resonante y secreta,
de otro barco que cruza, la medrosa silueta
sobre el gris horizonte se destaca y perfila.

Ha pasado...lo he visto...Sorprendió la tranquila
majestad de su marcha mi inquietud de poeta,
y tembló ante mis ojos la vislumbre indiscreta
de una luz en el mástil, como insomne pupila.

Al huir de mi vista, como bólido errante
cuya cáuda fosfórea resplandece un instante
sobre el tono acerado de la líquida alfombra,

mi pavor visionario presintió dos destinos,
que en su viaje a la muerte por ignotos caminos
se atisbaron un punto en mitad de la sombra.

viernes, octubre 20, 2006

CREPÚSCULO MARINO

El sol en agonía bañó de rojo el cielo;
al reflejarse el cielo, tiñó de rojo el mar;
y en un lírico rapto de vuelo,
el alma encendida
se puso a cantar.

Un vaho purpúreo llenó el horizonte;
celajes de grana se vieron flotar,
y era color de sangre la silueta del monte,
y un haz de rojas plumas el palmar.

En el cárdeno ocaso, el alma era una nota
blanca sobre los tintes de cálido fulgor:
volaba, y era el vuelo un vuelo de gaviota;
trinaba, y era el trino, trino de ruiseñor.

El rojo del ambiente, con sus varios matices,
fundía en el espíritu su gama de color,
y era la vida un árbol de pujantes raíces
que estallara de súbito en una inmensa flor.

Y se sentía roja la caricia del viento,
y parecía roja la divina canción,
y la vida profunda latía como un lento
y ensangrentado corazón...

miércoles, octubre 18, 2006

EL VELERO ES MÍ0

Como la barca es mía, como navego solo,
frívolamente vago donde el azar me inclina,
lo mismo entre los rudos tifones de la China
que entre las moles álgidas del congelado polo.

Arrojo el ancla a veces, y mi pendón tremolo
albo como el plumaje de algún ave marina;
me halagan las sirenas con su canción divina,
Neptuno me adormece y me acaricia Eolo.

Tú que a lo lejos miras pasar mi carabela
y que de pie en la prora me ves que a toda vela
a cielo y mares lanzo mi loco desafío,

no mi bajel detengas. Tu timidez en vano
iza el pañuelo al viento con temblorosa mano...
Yo gusto de ir a solas y mi velero es mío.

lunes, octubre 16, 2006

EL ESCONDITE

Me acurruqué en el fondo
de mí, como aquel niño
que al escondite juega...
Los otros me llamaban, y me vino
un ansia ingobernable
de perderme en mí mismo,
perderme para siempre...
¡Qué imprecisos
siento los pasos de los que me buscan
y oigo sus gritos!...

martes, octubre 03, 2006

BITÄCORA

Eran las cuatro menos cuarto. Desde la cubierta del Errante al partir podía vislumbrar la larga procesión de luces en el puerto. Una a una, con parsimonia y puesto que la placidez de las aguas y mis heridas me lo permitían, fui recorriéndolas con la mirada despidiéndome de todas y de todo lo que allí había experimentado. Los besos y las caricias, las lágrimas y las mentiras. El amor y el odio. Todavía hacía unas horas tuve que saltar desde el muelle, porque no me dieron tiempo de tomar mi balsa. Querían acuchillarme. Aquella hermosa doncella dijo que yo le había quitado su más preciado tesoro, cuando lo que realmente había hecho fue amarla con toda la sinceridad y pasión de la primera vez. Confieso que hubiera podido sin límite seguir con ella, pero pronunció prematuramente esa frase, ese sacramento imposible para mí...y, después de un beso único, puse fin irrevocablemente a esa que pudo haber dejado de ser una aventura. Cuando recuerdo ésto pongo la mirada en el antepenúltimo de esos albortantes, tan exquisitamente forjados en el bronce refulgente y al hacerlo sé que aún no encuentro explicación a la desbordada y perversa reacción. "Si no vas a ser mío...no serás de nadie", me pareció oír apenas, cuando ya me disponía a abandonar la habitación. Instintivamente me volví, sólo para ver cómo se lanzaba contra mí, daga en ristre. En esos instantes, a pesar de la angustia no puede dejar de admirar de nuevo aquellos labios carnosos, jugosos, ni el cuerpo maravilloso que hacía un momento acababa de temblar junto al mío. Tampoco el destello verde esmeralda que el odio no lograba ensombrecer en sus ojos y, perdido como estaba ante tanta belleza, no reaccioné para detener o desviar el golpe. El dolor me despertó violentamente del embelezo. Me llevé las manos al vientre y quedaron totalmente ensangrentadas. Cuando se disponía a asestar la segunda puñalada detuve en el aire su mano, tierna y delicada. Con mirada suplicante intenté decirle que la amaba, que mi vida la habría dado por ella sin pensarlo. Le arrebaté el filoso agente y, al besar su boca por última vez, giré para saltar por la enredadera hasta el portón. La herida era escandalosa pero no profunda ni grave. Sentía un dolor agudo. Nadamás.
Como pude corrí hacia el muelle y a lo lejos escuché su voz pidiendo auxilio. Al instante tenía casi encima cinco o seis perseguidores que inutilmente quisieron darme alcance. Salté al mar...y luego no supe de mí. Después caí en la cuenta de que Diego y Fernando, mis fieles acompañantes desde el principio, estaban aguardándome en la balsa. Ante la situación, me rescataron y pusieron viaje hacia mi amado barco, el Errante, donde me asistieron y prepararon la salida.
Me despido de El Callao y cierro el capítulo. Lo cierro bien. Para siempre. Ahora pienso en lo que viene. Queremos seguir hacia Cabo de Hornos, como lo hemos intentado ya otras veces sin lograrlo, bien por una tempestusa oleada de vientos o de besos. Hoy estamos más dispuestos y menos enamorados y el tiempo calmo nos favorece. A las siete en punto estamos en la ruta y no la abandonaremos hasta llegar a Punta Arenas. Serán diez días de navegación sin acercarnos a tierra. Extrañabamos esto. Nos hacía falta, tanto como muchas otras cosas y sentimientos, pero hoy sólo queremos mar. Después...ya veremos después.

viernes, septiembre 22, 2006

LA ESTRELLA

Y ahí está, inalcanzable, alta, lejana
la estrella misteriosa y fugaz
que cuando me mira y la miro
radiante se esconde como jugando.

Es que quiere ocultarse, amantísima,
para que sus lágrimas no rueden
hasta mí, intentando así evitar ahogarme
en el llanto eterno de su despedida.

Yo la veo y se esconde, se oculta,
ignoro su dolor pero conoce el mío
y quiere, amantísima, sólo saludarme
en la inmensa bruma de nuestra tristeza.

miércoles, septiembre 20, 2006

ALMA

Los minutos transcurrieron sin prisa hasta que la gota del deshielo me hizo reaccionar. Me vi de pronto ante un paisaje que parecía reflejar llantos y nostalgias, risas y gritos, éxitos y derrotas, selvas y desiertos, luces y sombras. En un espejo ennegrecido descubrí a mi alma hurgando en el futuro lo que sabe no será. Dominada por la angustia de saberse sola y acariciando apenas los confines del porvenir, envolvió para siempre con su halo triste mi vida y me lancé con ella a volar.
Alma mía, compañera leal y vigorosa que impulsaste corazón y espíritu, porqué decides ahora poner tu mirada tan lejos, provocando así tanta pesadumbre, si es cuando más necesito de ti?...No, no te es dable soñar. Eso déjalo para mis otros quereres. Las almas no sueñan...¡hacen soñar!, pero no sueñan.
Vuelve a tu morada y no desesperes. De lo contrario, mi partida tendré que adelantarla y así tu te verás traicionada, derrotada, muerta. Vuelve a tu morada y desde ahí intenta seguir mostrándome el camino y, si te es posible, hasta dónde llega. Has un esfuerzo...anda.

En la angustiosa soledad presente mi hálito único eres tú, como ha sido siempre y será.

Ella escucho mi ruego y mi razón. Hoy sentí de nuevo su fuerza...Mas, por cuánto tiempo?...Un minuto?...Eso es bastante en el suplicio de un largo día.

jueves, septiembre 14, 2006

NOSTALGIAS

El recuerdo que tengo es tan vago que no sé si realmente fue así. De todos modos me gusta pensar que estuviste aquí y que mis besos despertaron todos tus sentidos. Aquella tarde en que nos sorprendió la lluvia de regreso a la cabaña, te acuerdas?...No esperabamos que esa gruta iba a servirnos para cobijar nuestro pasión primera, pero...qué existir! No puedes imaginar las veces que he dado gracias a la vida por ese momento único. No puedes...no puedes...no puedes..., resonó mi voz en aquella soledad de las paredes que forman la gruta, mía ahora, como todo la que la rodea. El tiempo ha querido darme dinero y poder suficientes para ir coleccionando no sólo instantes, aunque éstos sean más valiosos. He acumulado bienes más allá de lo que hubiera querido y por eso muchos "amigos" han subido a mi furgón. He escuchado todos los elogios y me han lisonjeado y caravaneado sin merecerlo y pa quedar bien conmigo. Pobres. Si supieran que los tengo bien ubicados y que si los tolero es porque la soledad me hace enloquecer adolorido por tu ausencia.
Te he buscado por los cinco continentes. Le di vuelta al mundo en cinco ocasiones y regresé no se cuántas a esos bares. He recorrido una y mil veces los mismos paisajes con la esperanza de verte aunque sea fugazmente; reconocer tu silueta...para amarla, para confundirla entre mi ser...y sigo caminando. Ahora voy rumbo al teatro Principal...¿cuántas veces me acompañaste en silencio y pude convencerte de que mis personajes y mi actuación no eran nada comparados con lo que quería forjar para tí?. Dijiste entre risas que no era posible, que los aplausos y homenajes eran tan fuertes...Dijiste que ese no era tu universo y yo te pedí que me permitieras regalártelo...
En el Principal me espera una muchedumbre...cómo aborrezco las muchedumbres¡ Por algo vivo entre ellas!. En el automovil reina un silencio tan confortable, tan seguro, que me da terror bajar de él...Le digo a Claudio que pase de largo, que no se detenga y cumple con gusto mi orden. Entiende que es una súplica y me mira compasivo por el retrovisor, pero sabe que tarde o temprano tendrá que depositarme entre aquella masa informe que forman cabezas, manos y brazos. "Dame un poco de paz...alarga lo más que puedas esa llegada".
Por enésima vez fijé mi vista en aquel anuncio de neón y por enésima pasó junto a mí ese que con sonrisa barata me ofrecía su cuerpo. Si sabía quién era yo era para él lo de menos. Exigía un billete. Se estaba muriendo.
Fueron diez minutos cuyos sesenta segundos formaron un haz para llevarme lejos...de nuevo hacia ti. Ah!...ese conjunto artístico: tus ojos almendrados hacían que mi vista se perdiera en el infinito de su mirar. Tu boca, escarlata como el intenso crepúsculo que por última vez contemplamos desde la atalaya marina de mi refugio, y...tu cuerpo delgado y sensual, como de ninfa. En un minuto sentí de nuevo entre mis manos tu cabello, tus senos...
El automovil se detuvo frente a la puerta del teatro y mi mundo y mis recuerdos se desvanecieron al instante. Al abrir la portezuela ruidos ensordecedores se apoderaron de mí. Gritos, carcajadas, caras desbordantes y cuerpos trepidando. Cámaras y flashes...¡DIOS!...sácame de aquí...por piedad!
Entre manos y brazos que me tocaban, que estrujaban cada centímetro de mi cuerpo, fui llevado al interior y cuando caminaba sobre aquella alfombra decidí que nada de eso estaba pasando. Dejé que me alzaran...ya no me importó. Hacía tiempo comprendí que mi vida no era mía, que mi tiempo no era mío, que mis sueños no existían. No supe cuando perdí lo más valioso, no me di cuenta en dónde dejé de ser yo.
En vilo llegué al escenario. El sudor de otros se confundía con el mío. Alguien me dijo "bienvenido maestro" y mis manos ya no las sentía. Ocupé el lugar de honor y enmedio de aquella batahola imposible emprendí una jornada más de hipócritas elogios, de aplausos sin sentido, de máscaras relucientes y de mentirosas grandilocuencias. Mi cabeza giraba como si no me perteneciera, como las de esos muñecos de alambre. Mis ojos, desorbitados e inexpresivos, dejaron volar mi vista hacia el punto más central del techo y ahí se quedó por varios minutos. Mis oídos, bloqueados por el indescriptiblemente estruendoso ruido producido por micrófonos y bocinas, se apoderaron de "El Cisne" de Saint Saens y lo retuvieron ahí. Mi mente bogó por el lago Constanza y me alejé cuanto pude de todo aquello imaginando que yo no estaba ahí. Por más que quise, no logré ubicarte, no. Y sigo caminando...

sábado, septiembre 02, 2006

ÁNIMAS

Conozco este lugar. No sé de dónde, no sé cómo ni cuándo, pero he estado antes aquí. Sí...Allá, con todo y esa polvareda, alcanzo a mirar el campanario y...mmm, ¡no puede ser!...si tú te fuiste hace mucho de este mundo. Qué quieres?
No te asustes...hermano, aprovecho que llegas pa saludarte, si no cuándo? O deveras crees que pasando el río igual tengo juerzas pa que me veas?...No, no. Además...no te entretendré más que un ratito, lo suficiente pa decirte dos o tres cosas que no pude en mi otra vida. Ven, siéntate y pon atención...
La alma del difunto Panchito, ese amigo al que yo tanto quise y que me ascompañó y yo lo acompañé dende chamacos, empezó a mover la boca como si fuera un vivo, aunque de ojos nomás tenía dos lunarcitos oscuros, oscuros, que no miraban. Una voz que no se parecía a la del empezó a contarme cómo había muerto, o mejor dicho, cómo lo habían matado. Si ya desde que se me acercó esa ánima yo estaba temblando, con lo que decía sentía que se me iba el color y sudaba a mares. Qué bueno que estaba sentado en el piso, porque de repente todo me empezó a dar vueltas y la voz aquella se me fue perdiendo. Vi borroso y cuando volví, bañado en llanto me di cuenta que la dichosa aparición seguía conmigo. Le hice cruces, recé un Padrenuestro y hasta me acordé de La Magnífica no sé cómo...pero con nada se iba. Le supliqué, le dije que me pegaría un soplo, que tenía problemas con mis intestinos. Todo fue inútil.

Por favor Panchito!...como haya sido, pero pos tú ya estás más pa yá que pa cá. Yo te quería mucho y te quiero en el recuerdo, pero no me martirices más. Qué quieres qué haga pa que me dejes en paz? Dime y vete. Te prometo que, aunque no soy muy creyente y tú lo sabes, con tal que descanses, regresando a Juanacatlán te mando hacer tres...no, mejor cinco misas, pero por caridad...

La ánima esa se hizo pa trás, aunque no tenía pies ni manos, pero se echó pa trás como volando, de un trancazo. Luego dijo: No quiero misas ni quiero nada. Vine porque veniste y descanso conque sepas quién me mató. Si haces o no haces, allá tú, pero eso sí: avísales a Fernando, a Cristóbal y a Teodoro que me viste y platícales lo que te conté. Si eso haces, pa mi será bastante y jamás me volverás a ver. Dícelos!.

Pero...Pancho, comprende que si les platico, una de dos, o me juzgan de loquiferio, o se van a dar cuenta de que lo sé y me mandan pa yá donde tú stás, y pos como que todavía no me toca. Si fuera lo primero pos qué le hace. Locos ya stamos todos, pero lo otro, me da rete harta muina. No la friegues. Más bien yo te pediría, porque las ánimas dicen que todo lo pueden y aparte pos yo fui tu amigo y siempre te quise, o no?
Sí, dijo aquel, es cierto. También yo te quise y te quiero. Por eso me dieron permiso de venir del mundo negro.
Miré con miedo y con atención al aparecido, que se quedó como pensando, mirándome también con esos lunares como ojos. Entonces dijo: Está bien. No les digas nada. Pero tráelos pa cá dentro de ocho días. A ver cómo le haces pero te los traes. De lo demás yo me encargo. Prométemelo!.
Con tal de salir del paso rápido le contesté que sí, pa luego partir carrera y no paré hasta llegar al arroyo del Ahogado. No sé cómo le hice, pero iba sintiendo que la almita venía rozándome el pezcuezo y eso me hizo casi volar. Llegando al Ahogado ya no pude más. Mis piernas se me doblaron y azoté. Serían como las diez de la noche o algo así. Si no hubiera sido porque de chamaco esos eran mis rumbos, yo creo que no la hago.
Después de algunas resolladas gruesas el alma me volvió al cuerpo y seguí a mi destino. Llegué a Juanacatlán casi a las seis. Ya staba clareando y alcancé a ver a Don Toñito el de la maderería, pero él no me divisó. Como pude abrí la puerta y me dejé cáir en el petate. No alcancé a llegar más lejos.

Por hay de las doce y sólo porque golpeaban la puerta hasta aturdir, me levanté. No sentía las piernas ni los brazos. Trastabillé y atontado abrí. La luz del intenso sol del mediodía no me dejó ver con claridad a quien me hablaba. Nomás miré un bulto. Qihubo guey...! Mira nomás qué horas de levantarse!. Pos que no piensas ir con Luis! Ya todos salimos de misa y vamos pal rancho, o qué?...se te olvido que ora era la matrimoniada?...

La matrimoniada!!!...Chin...Se me olvidó deveras. Orita me paro y me arreglo..pérame guey¡

Y salimos pa San Thelmo...como a una hora en la troquita de Diego. Nos fuimos platica y platica y ni me volví a acordar de aquello hasta que al llegar a la casa de Don Rómulo, el papá de Luis, ahí estaba Teodoro. Lo miré y como si hubiera visto al Diablo...hasta se me revolvió el estomago. Casi ni podía creer que fuera el mismo que dijo el ánima.
Parece que viste un muerto! dijo Don Rómulo dirigiéndose a mi. Jajajaja. Me agarró del brazo y me jaló pa darme un abrazo d esos que saben dar los hombres viejos y corriosos. Ah que don Rómulo!. Si supiera que su hijo...Ah que don Rómulo...!

domingo, agosto 27, 2006

BARCA

"Mis recuerdos se pierden
cuando intento saber
desde cuándo, querido
Errante, tu barca me acompaña.

Nostálgico observo su
boga en aquel azul
del verano radiante,
allá en el Cabo de mi esperanza...

Fiel amigo, nada has pedido,
nada has expresado y yo...
todo he esperado, todo
me has dado.

Por eso hoy, Errante, déjame
regalarte con fiel anhelo,
aunque sea un recuerdo, un
recuerdo de mi vida errante...".

HASTÍO

"LA TARDE CAIA COMO
PESADA CARGA DE UN
DÍA SIN LUZ, DANDO
A MI VIDA SU TONO GRIS.

JUGABA EN EL ESTANQUE
UN NIÑO TRISTE. MANITAS
INQUIETAS AGITABAN LAS AGUAS
CREANDO UN OCÉANO DE ANGUSTIAS.

AL FIN, LA MIRADA AL CIELO
QUISO ASIRSE DEL AVE BLANCA,
PAÑUELO FRÁGIL CUYO VUELO
NO DETUVO.

ENTONCES, SUS OJOS ENCONTRARON
LOS MÍOS Y UN GÉLIDO VIENTO ROZÓ
MI CORAZÓN QUE, HECHO PEDAZOS,
ADVIRTIÓ EL HASTÍO DE AQUELLA VIDA BREVE".

viernes, agosto 18, 2006

ATARDECER

En los confines de mi cuerpo
se percibe ya la huella del tiempo,
en mis pupilas la tristeza
y en mis manos el cansancio.

Todo me abandona
ahora que vuelvo
al amor.
Desvarío o ilusión?

Mis sentidos anuncian ya
la llegada del atardecer,
son la vida y la muerte
que se hermanan por fin.

DESTINO

DESTINO

AUNQUE NO SE LO QUE SIGNIFICA, CON OBSESIÓN
SIGO ESE HORIZONTE QUE ME LLAMA
IMPETUOSO, ABRASADOR, QUE CUAL FLAMA
ONDULA Y AMARTELA MI AGOBIADO CORAZÓN.

INCONSCIENTE Y PERDIDO DIRIJO AL FIN
MIS PASOS HACIA ESA QUE ANUNCIA,
SILENTE Y MISTERIOSA, PRÉDICA VANA
SOBRE EL VERDADERO CONFÍN.

NO ES MI AMANTE NI MI COMPAÑERA,
ES LA MUERTE QUIEN VIENE AMOROSA
A RECOGER LO QUE QUEDA DE MI ORGULLOSA
ERRANTE, VIDA PERDIDA EN INÚTIL BÚSQUEDA.

Acerca de mí

Nací un martes 13 exactamente a las 00.13 y alguien dijo que por eso estaba emparentado con un ángel desalojado del Paraíso. Tal vez...